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© Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC)

Primera publicación: marzo de 2017

Impreso en el Perú-Printed in Peru

Autor: Oscar Sánchez Benavides (Comp.)

Edición: Diana Félix

Corrección de estilo: Jessica Vivanco

Diseño de cubierta: Stephanie Burns

Diagramación: Diana Patrón Miñán

Editor del proyecto editorial

Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas S. A. C.

Av. Alonso de Molina 1611, Lima 33 (Perú)

Teléf: 313-3333

www.upc.edu.pe

Primera edición: marzo de 2017

Digitalizado y Distribuido por Saxo.com Perú S.A.C.

http://yopublico.saxo.com

Telf: 51-1-221-9998

Dirección: Calle Dos de Mayo 534 Of. 304, Miraflores

Lima-Perú

Este libro se terminó de imprimir en el mes de marzo de 2017, en los talleres gráficos de Gráfica Biblos S. A. Jr. Morococha Nro. 152 Lima - Perú

BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERÚ

Centro Bibliográfico Nacional

337

I

La inevitable globalización : enfoque cultural y económico del escenario mundial / Óscar Sánchez Benavides, comp.-- 1a ed.-- Lima : Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, 2017 (Lima : Gráfica Biblos).

209 p. : il., diagrs., mapas, retrs. ; 24 cm.

Incluye bibliografías.

D.L. 2017-03318

ISBN de la versión impresa: 978-612-318-092-8

ISBN de la versión PDF: 978-612-318-094-2

ISBN de la versión epub y mobi: 978-612-318-095-9

1. Economía mundial - Ensayos, conferencias, etc. 2. Globalización 3. Comercio internacional 4. Relaciones económicas internacionales 5. Cultura y globalización 6. Civilización moderna - Siglo XXI 7. Conflictos internacionales - Siglo XXI 8. Política mundial - Siglo XXI I. Sánchez Benavides, Óscar II. Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas

BNP: 2017-0921

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, de la editorial.

El contenido de este libro es responsabilidad del autor y no refleja necesariamente la opinión de los editores.

ÍNDICE

Prólogo

Introducción

Primera parte. Rasgos del nuevo entorno económico global

¿Cuánto conoces acerca de la globalización y qué es lo mínimo que deberías saber sobre este proceso?

Oscar Sánchez Benavides

De los años dorados a la crisis internacional: de cómo la globalización económica ha reorientado el destino de la economía mundial

Julio Corcuera Portugal

Trazabilidad: el origen a un clic

Jorge Illa Boris

El emprendedor que descubrió el mundo en un atlas

Daniel Flores Bueno

Segunda parte. Paradojas y trascendencias en una cultura interconectada

Los atentados en París vistos bajo el paradigma del «choque de civilizaciones»

Irma del Águila Peralta

The Beatles: un fenómeno decisivo en la globalización de la música y la transformación de una generación

Gisella López Lenci

Hollywood entre la soledad y la globalización. Cinco películas que cuestionan los alcances de la interconexión tecnológica de nuestros tiempos

Bruno Rivas Frías

Pasión esférica, canchas desniveladas: fútbol y globalización en el siglo xxi

Jaime Cordero Cabrera

Autores de la publicación

«Pero, en la historia, la utilidad práctica nunca determina el valor moral de un logro. Solo la persona que aumenta el conocimiento que la humanidad tiene sobre sí misma y mejora su conciencia creadora, enriquece permanentemente a la humanidad.

(…)

Que perdure, por lo mismo, inolvidada la audaz empresa magnífica de aquellos cinco buques pequeños, débiles, solitarios, que partieron a la santa guerra humanista contra lo desconocido, y uno de los cuales regresó victorioso después de haber dado la vuelta al mundo».
Magallanes
La aventura más audaz de la humanidad

Stefan Zweig

1881-1942

PRÓLOGO

Es un desafío prologar este compendio de textos escritos por colegas profesores y académicos sobre temas relacionados con la globalización contemporánea. Es un placer hacerlo, por lo variado de los tópicos que tratan sus autores, porque, a quien esto escribe, le han permitido aprender temas desconocidos de la globalización contemporánea y repasar otros que me son familiares, con perspectivas muy interesantes. Sin embargo, el reto de escribir este preámbulo es el de la complicación de, en poco espacio, hacer referencia de los diferentes asuntos que, con un alto grado de reflexión, divulgan sus autores.

¡Es esta una maravillosa metáfora de la misma globalización a la cual este compendio se dedica a analizar! Heme aquí atrapado en un proceso o situación en la cual, de alguna manera, todos nosotros, habitantes de la misma nave llamada Tierra nos encontramos interconectados siguiendo las coordenadas del siglo XXI.

He aquí la paradoja: cómo lograr, desde los reducidos espacios físicos y geográficos que disponemos (un pequeño o gran local en algún lugar de Perú, y para mí, la instrucción de presentar esta obra en, máximo, un par de páginas), en tiempos voraces que nos exigen trabajar velozmente (¡Ariel, por favor, que el prólogo esté listo en un par de semanas!), nuestros objetivos (para mí, creativamente y con destreza académica anticiparle a ustedes, lectores, de qué se trata este compendio), y ustedes, futuros profesionales y, por el momento, estudiantes, ser exitosos (competitivos y eficientes, en la medida de lo posible, buscando ser a la vez, cultos y buenas personas).

Compartimos una época en la cual la inmediatez, la superficialidad y los atajos son la regla del día a día (¿habrán leído hasta este párrafo sin revisar sus celulares o preocuparse de una tarea o asunto personal pendiente?). El escritor Amos Oz, en un ensayo titulado «Contra el fanatismo», expresa muy bien la naturaleza de nuestros tiempos de idolatría universal de Madonna y Maradona (ahora puede ser Lady Gaga y Messi). Tal vez el peor aspecto de la globalización sea la infantilización del género humano. El jardín de infancia global lleno de juguetes y cachivaches, de caramelos y piruletas…

Este compendio sobre la globalización contemporánea tiene como objetivo analizar, con cierta profundidad, temas vinculados a este proceso que, para bien y para mal, determinan nuestra realidad, e incluso, nuestras fantasías, y si los textos que aquí presentamos son valiosos, será porque ustedes, lectores, podrán aplicar sus conocimientos a la profesión a la que se dedicarán y tomarán en cuenta que hay un mundo de conocimientos útiles más allá de las tecnologías y la filosofía del éxito.

Obviamente, ni ustedes ni yo lograremos sentirnos satisfechos con cumplir todos los desafíos profesionales y personales que el mundo globalizado nos plantea porque los procesos actuales, a todo nivel (tecnología, mercado, comunicación, cultura, gustos, etc.), son cambiantes, extremadamente rápidos, abrumadores en información; en fin, son tan variados y variables como los temas que se tocan en los textos escritos por los profesores de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas que colaboraron con este valioso compendio. Sin embargo, los autores sí logran un objetivo muy importante: nos colocan, con sus diferentes temas y visiones, ante los dilemas de la globalización contemporánea y sus escritos se complementan ante un reconocimiento, muy bien explicado por todos, de que vivimos tiempos privilegiados y, a la vez, complejos, porque sabemos más que nunca, y a la vez, lo poco que sabemos.

Desde la introducción, que nos ubica histórica y conceptualmente en definir qué es la globalización contemporánea a diferencia de otros procesos de mundialización que hubo en el pasado, los textos de este compendio son de una rica variedad: una primera parte destinada más a los efectos de la globalización de la economía y el comercio mundial, y una segunda parte que trata más aspectos culturales de este proceso.

Los artículos académicos que conforman la primera parte de esta obra comienzan con un texto que nos pasea por etapas de cómo se fueron consolidando los procesos del mercado liberal de hoy y las crisis por las que hemos pasado desde fines del siglo XX hasta nuestros días. El siguiente autor presenta el concepto de trazabilidad como una herramienta que, gracias a novedosas tecnologías, nos permite seguir el control de calidad de un producto que compramos desde su origen hasta que llega a nuestras manos. Posteriormente, en un estilo académico reporteril, nos topamos con una historia singular y casi novelesca de un emprendedor peruano de provincia que descubrió el mundo en un atlas y ahora muchas corporaciones del planeta lo conocen y le piden a su empresa que desarrolle sus productos en lugares tan distantes como América del Norte, Europa del Este y el Sudeste Asiático.

A partir de esas páginas, el compendio hace un viraje a un tema político-cultural relacionado con los atentados de 2015 contra editores y caricaturistas de la revista humorística Charlie Hebdo y un supermercado de comida judía en París, analizando la reacción de distintos sectores ideológicos, étnicos, etc., de los franceses ante estos hechos con el vínculo de una famosa teoría polémica de finales del siglo XX del choque de civilizaciones. A partir del artículo anterior, se presentan tres textos con interesantes temas relacionados a la globalización cultural: el primero, una revisión de lo que representó el grupo de rock The Beatles, en los años sesenta del siglo XX, y hasta qué punto los «cuatro de Liverpool» representaron un fenómeno cultural global que avizoraba a los de nuestros tiempos. Luego, un autor ahonda sobre la paradoja que muestran algunas películas de Hollywood que tratan el tema de la excesiva interconexión tecnológica de nuestros tiempos mientras profundiza la soledad del individuo. Por último, no podía faltar un análisis del deporte más popular del mundo, el fútbol, y su globalización con las grandes contradicciones que genera, entre otras, a nivel de identidad de sus simpatizantes con los clubes.

He aquí una oportunidad para que, en un solo compendio, se sirvan ustedes de aprender y reconocerse a sí mismos como seres humanos individuales y globalizados, a través de un menú muy variado e interesante que, esperemos, alimentará su curiosidad por ahondar, no en un concepto, si no, en una realidad de la cual no nos podemos desprender e, incluso, necesitamos concientizar para manejar con equilibrio personal y profesional nuestras vidas.

Ariel Segal
Historiador y analista internacional

INTRODUCCIÓN

En el año 2000, el antropólogo peruano Carlos Iván Degregori sostenía, en la presentación de su compendio de antropología peruana titulado No hay país más diverso, que se terminaba la vigencia de un mundo polarizado conocido como la Guerra Fría y surgía otro marcado por una globalización cuyo motor más importante era la información. Se trataba de un mundo en el que se fortalecían los lazos globales, pero también las identidades y lealtades locales vinculadas con la lengua, la religión y las tradiciones.1

Decía también que para entender la economía no bastaban los modelos econométricos, sino que además había que considerar elementos tan subjetivos como el miedo, las fantasías, el nacionalismo y hasta el racismo, todos ellos aspectos pertenecientes al ámbito de lo cultural. Por ello, nos pedía prestar atención tanto a la crisis asiática de fines de los años noventa como al trepidante crecimiento de los denominados «tigres asiáticos» de los años setenta y ochenta para ejemplificar la intrincada relación entre economía y cultura. El Premio Nobel concedido en 1998 al economista indio Amartya Sen por sus investigaciones sobre esa materia fue un reconocimiento de la comunidad académica mundial a dicha relación.2

Han transcurrido diecisiete años de aquella publicación y su vigencia es patente. La crisis económica internacional de 2007, que aún tiene consecuencias en el mundo, tuvo a factores económicos, pero también culturales entre sus causas. Así, por ejemplo, el desmedido afán de enriquecimiento de los agentes financieros sin atender a los perjuicios que podían ocasionar en los prestamistas de créditos hipotecarios o el mismo deseo de hacer realidad el sueño de la casa propia son factores tan relacionados al mundo de la cultura como al propiamente económico.

De otro lado, las recetas que hoy se exhiben de parte de algunos líderes políticos de las potencias promotoras de este mundo globalizado consideran que para superar la crisis se debe recurrir al proteccionismo económico (impedir con tributos más elevados que las marcas más importantes de estos países instalen sus fábricas fuera del territorio) y a la expulsión de inmigrantes que llegan en busca de oportunidades y cuyas costumbres son percibidas como una amenaza a la cultura del país receptor. Prédicas de este tipo fueron pronunciadas, por mencionar solo algunas, por el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, por aquellos británicos que votaron a favor del Brexit3 y por la candidata del Frente Nacional a la presidencia de Francia, Marine Le Pen.

Pero ¿cómo será este mundo globalizado en un futuro próximo? De acuerdo con Javier Solana,4 existen hoy seis grandes tendencias que nos revelan cómo será el mundo en el 2030:5

Con el enorme crecimiento de China e India, el peso de la economía global se trasladará desde el Atlántico hacia la cuenca del Pacífico. Por el contrario, las economías europeas y Japón continuarán con un crecimiento estancado debido a factores como el envejecimiento de la población, el incremento de las políticas de ahorro, el debilitamiento de la demanda y una menor inversión. La gran excepción será Estados Unidos debido a una estructura demográfica más joven, su elevada capacidad de innovación y una revolución energética iniciada hace pocos años.

Gracias al desarrollo de nuevas tecnologías de prospección, como la fracturación hidráulica (fracking), en los próximos años se vivirá un boom de la energía no convencional, como el petróleo y el gas de esquisto. La dependencia norteamericana del petróleo convencional se ha reducido en un tercio en menos de diez años, lo que ha originado no solo una caída en los precios, sino también la reducción de las exportaciones de crudo por parte de Argelia, Nigeria, Rusia y Venezuela. En los próximos años, se espera que países como China y Argentina, que poseen importantes yacimientos, pasen a convertirse en nuevas potencias energéticas.

Se ha iniciado ya un cambio considerable en el paradigma productivo en el que la creación de valor ya no está relacionado con lo material. Las personas altamente calificadas tendrán una mayor demanda y movilidad en los grandes mercados, mientras que las semicalificadas verán desaparecer sus puestos de trabajo por los adelantos de la robótica. Se cree que para el 2035 el 47% de los empleos que hoy existen en los Estados Unidos se automatizarán, produciéndose así un problema de desempleo estructural, un crecimiento económico sin empleo y grandes brechas salariales.

La nueva estructura demográfica del planeta nos revela que para el 2030 seremos, muchos, más viejos y viviremos mayoritariamente en ciudades. Se calcula que para el 2050 la población del planeta alcanzará la cifra de 9 mil 600 millones de habitantes, siendo África el continente con el mayor crecimiento poblacional. En materia de envejecimiento, se calcula que el 16% de la población mundial será mayor de 60 años y la edad media mundial alcanzará los 33 años y 44 años para el caso de los países desarrollados. Este panorama complica las perspectivas para sostener el mercado laboral y el sistema de pensiones, por lo que se hace necesario incorporar plenamente al mercado laboral tanto a mujeres como inmigrantes para superar esa problemática, lo que supone vencer las resistencias culturales que posibilitan la exclusión a estos dos grupos. En último lugar, de acuerdo con cifras del 2007, el 50% de habitantes del planeta residía en áreas urbanas, mientras que si tomamos en cuenta el mundo desarrollado la cifra alcanza el 75%. Para el 2030 se calcula que el 60% de habitantes del planeta vivirán en ciudades, con todas las complicaciones que ello genera en abastecimiento, sistema de transporte e infraestructura básica de saneamiento. Serán en el continente africano, China e India, donde se vivirá con mayor intensidad este proceso.

Las clases medias se incrementarán gracias al desarrollo económico de China e India, lo que supone una mayor demanda de bienes adicionales a los relacionados con la subsistencia, como los servicios educativos y las tecnologías de comunicación. Mayores niveles educativos y una mejor interconexión pueden generar una sociedad civil más activa e interesada en exigir un buen gobierno a sus autoridades. Por el contrario, este factor tecnológico también conlleva riesgos como ser de utilidad para los fines de grupos terroristas internacionales o aquellos dedicados al crimen organizado.

Finalmente, y quizás el aspecto más complicado de este panorama, se prevé para el 2030 una escasez de recursos y cambios climáticos en todo el planeta. El crecimiento de la población generará una demanda mayor de alimentos y los más vulnerables serán aquellos países que hoy atraviesan problemas de abastecimiento hídrico y de suelos cultivables, especialmente en Asia y el golfo Pérsico, lo que puede llevarlos a comprar tierras en otras latitudes o apropiarse de las de terceros países. Otro factor a tener en consideración es la contaminación del aire, que el pasado 2016 generó en China la muerte prematura de un millón de personas y tres millones en el resto del mundo.

Las gases invernadero emitidos por la actual matriz energética generan condiciones que elevan la temperatura promedio del planeta, obligando a los gobiernos del mundo a firmar acuerdos para evitar que lleguemos a un punto sin retorno en el que las olas de calor, océanos cada vez más calientes y ácidos, sequías y la desaparición de glaciares y casquetes polares destruyan los ecosistemas y las poblaciones que en ellos habitan. De otro lado, es importante buscar alternativas al uso de combustibles fósiles y alcanzar una mayor eficiencia energética que permita a los países en vías de desarrollo alcanzar el crecimiento tan anhelado, pero con bajas emisiones de carbono.

Como podemos ver, el mundo del 2030 nos traerá muchos cambios, riesgos y retos. Habrá nuevos protagonistas en la escena económica, política y demográfica, pero también un contexto ambiental delicado y poco promisorio, si continuamos transitando por la misma senda por la que pasaron los actuales países desarrollados. Las seis tendencias expuestas nos revelan también la necesidad de considerar factores relacionados con el mundo de la cultura para afrontar enormes transformaciones, como el envejecimiento de la población, el incremento de las clases medias con sus consecuentes demandas de consumo, los cambios en la producción de alimentos para una población mundial en constante crecimiento y, muy especialmente, los retos de un cambio climático en ciernes y cuya tendencia nos muestra que considerables áreas de la humanidad se encuentran ante riesgos de niveles catastróficos. Necesitamos, pues, encontrar alternativas que nos permitan hacer frente con éxito el que quizás sea el más global e inevitable de todos los retos.

Este libro nace en el seno de un espacio que es digno de destacar en la gestión académica de los cursos que se dictan en la universidad, me refiero específicamente a las reuniones quincenales de coordinación en las que nos vemos las caras todos los miembros del equipo docente para compartir, entre otras cosas, nuestras impresiones sobre los intereses con cada sección de alumnas y alumnos que se matriculan en nuestro curso, las estrategias metodológicas que nos han proporcionado los mejores resultados de aprendizaje, el diseño de nuestras evaluaciones comunes y los formatos en los que se solicitarán los casos de estudio que constituyen los trabajos finales del curso. No sin esfuerzos, este espacio es también una oportunidad para discutir acontecimientos ocurridos en el Perú y el mundo, dialogar con especialistas invitados, así como revisar material bibliográfico y fílmico sobre temas relacionados con la globalización contemporánea. Es aquí donde nació la idea de escribir un libro en el que los docentes puedan compartir las reflexiones elaboradas en sus clases con sus estudiantes, con los de las otras secciones y sedes de la universidad. Nuestro objetivo es difundir los logros académicos de esta pequeña comunidad de aprendizaje a todo el público estudiantil del curso y, por qué no, a los de toda la universidad y más allá de ella.

Los ocho artículos que componen este volumen tienen un carácter divulgador de las reflexiones que los autores realizaron a lo largo de dos años y medio de trabajo, tanto con sus estudiantes como con los demás docentes del curso. Se trata de artículos que abordan, en un lenguaje sencillo y accesible, diferentes miradas, matizadas por los respectivos perfiles profesionales, de una globalización entendida como un proceso dinámico y en constante cambio, no sin tensiones entre sus protagonistas, algunos de ellos triunfalistas y otros más bien resistentes a dicho proceso. Nuestro libro, al igual que nuestro curso, busca ser una muestra de ese debate permanente.

No quiero terminar sin agradecer a todos los que hicieron posible este libro. En primer lugar, a cada uno de los autores cuyos artículos se reúnen en esta compilación. Su esfuerzo y dedicación, así como su paciencia para atender a las críticas, sugerencias de modificación y correcciones que exige todo proyecto editorial, son dignas de destacar. Asimismo, reconocer también el acompañamiento que realizaron los demás miembros del equipo docente del curso, por su lectura de las versiones iniciales y sugerencias constantes para la mejora de cada artículo. Vaya mi reconocimiento a María Victoria Cao, Carlos Claros, Maribel Cuenca, Enrique León, Silvia Ly, Roberto More y Soraya Yrigoyen.

A los amigos de la Editorial de la universidad, mi más sincera gratitud por todas las gestiones que hicieron posible esta publicación. El cuidado de la edición estuvo a cargo de Diana Félix, sin su trabajo prolijo, meticuloso y seguimiento constante para cumplir con las exigencias del cronograma de la publicación no hubiéramos llegado al final de este largo camino. Por último, quiero agradecer también a Ariel Segal, compañero y amigo de este equipo, quien estuvo siempre atento a dialogar, proporcionar sugerencias, realizar conversatorios sobre temas álgidos de la globalización contemporánea y, finalmente, aceptar la invitación para hacer el prólogo de este libro.

Oscar Sánchez Benavides

PRIMERA PARTE

Rasgos del nuevo entorno económico global

¿Cuánto conoces acerca de la globalización y qué es lo mínimo que deberías saber sobre este proceso?

Oscar Sánchez Benavides

Introducción

Una de las primeras acciones que debemos realizar cuando nos acercamos a un texto, y muy especialmente cuando se trata de uno académico, es preguntarnos por el título que lleva. Por lo general, los títulos son elaborados con diferentes intenciones, como la de indicar de qué se va a tratar el texto, especificar el enfoque desde el cual se va a abordar el tema, plantear una problemática o provocar, mediante preguntas, como en este caso, una inquietud en el lector.

Prestemos atención unos minutos al título del presente artículo y realicemos un breve análisis. En la primera parte propone una pregunta (¿Cuánto conoces acerca de la globalización?), lo cual constituye un reto, es decir, confronta al lector con el texto que sigue a continuación para que se haga una idea de la dimensión de sus propios conocimientos acerca de un tema que, como se explicita a continuación, es el referido a la globalización. Todos tenemos un conocimiento sobre este que puede ser mucho o poco: en todo caso, el objetivo de este texto es brindar al lector una idea acerca de cuán informado se encuentra al respecto.

En la segunda parte del título encontramos otra pregunta (¿Qué es lo mínimo que deberías saber sobre este proceso?) que le indica al lector que hay algunos aspectos relacionados con ese tema que mínimamente, y con un tono imperativo, nadie debiera desconocer. Como veremos en los siguientes párrafos, así como en los demás artículos que componen este libro, los efectos del proceso de globalización contemporáneo nos impactan, querámoslo o no, de una u otra manera. Ser mínimamente conocedores de este proceso nos puede proporcionar ventajas como, por ejemplo, una mayor amplitud de visión e interpretación de los hechos que ocurren en el mundo y las formas en las que estos podrían o no afectarnos.

Dicho lo anterior, y para ahondar un poco más, propongo al lector nuevas preguntas, pero esta vez dirigidas a indagar por aspectos más específicos del tema: ¿Qué entendemos por globalización? ¿Cuándo se utilizó por primera vez la palabra y quiénes lo hicieron? ¿Se trata de un proceso reciente o es que hubo otros en el pasado? ¿Cuáles son las principales definiciones acerca de este fenómeno? ¿Se trata de una realidad inevitable que afecta nuestras vidas o podemos eludir su impacto? A continuación, presentaré algunas respuestas elaboradas a partir de las reflexiones de diversos autores dedicados a estudiar y analizar la globalización.

¿Qué entendemos por globalización? Una primera aproximación al significado

Cuando nos dedicamos a estudiar cualquier tema, un buen punto de partida es acudir al diccionario. Así, por ejemplo, para el caso de la palabra globalización, el Diccionario de la lengua española la registra en la 22.a edición con el siguiente significado: «Tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales.» (DLE 2001). Como se puede apreciar, el término globalización se encuentra relacionado con el mundo de los agentes económicos y comerciales, cuyas acciones alcanzan una dimensión que trasciende la de los actuales estados nacionales o países.

Si comparamos el significado de esta misma palabra con el que se registra en la 23.a edición, vamos a encontrar una sustancial diferencia:

«1. f. Acción de globalizar (|| integrar cosas diversas). Haría falta una globalización de los datos parciales obtenidos.

2. f. Extensión del ámbito propio de instituciones sociales, políticas y jurídicas a un plano internacional. El Tribunal Penal Internacional es un efecto de la globalización.

3. f. Difusión mundial de modos, valores o tendencias que fomenta la uniformidad de gustos y costumbres.

4. f. Econ. Proceso por el que las economías y mercados, con el desarrollo de las tecnologías de la comunicación, adquieren una dimensión mundial, de modo que dependen cada vez más de los mercados externos y menos de la acción reguladora de los Gobiernos» (RAE 2014).

Esta vez son cuatro las acepciones que tiene la palabra globalización. Descartando la primera de ellas por referirse a una actividad cognitiva que pueden realizar las personas, tenemos que la segunda y la tercera mencionan aspectos como la internacionalización de las instituciones, o la mundialización de valores y tendencias que generan una homogenización en gustos y costumbres. En su última acepción, volvemos nuevamente al ámbito económico y comercial, y la novedad es que se incorpora a las tecnologías de la comunicación como un factor que ha posibilitado la expansión de mercados. Los gobiernos ahora sí existen: se les menciona en esta última acepción, pero ya no solo ven traspasadas sus fronteras nacionales, sino que también tienen un rol cada vez menor en este escenario.

En síntesis, podemos decir, a partir de las dos definiciones que proporciona el Diccionario de la lengua española, que el proceso de globalización implica tanto aspectos económicos y comerciales como los relacionados con el mundo de las tecnologías de comunicación, la institucionalidad (justicia internacional), la política (gobiernos, fronteras nacionales) y la cultura (valores, gustos). Adicionalmente, vale la pena destacar que la palabra ha adquirido nuevos significados en el transcurso de los 13 años de diferencia que hay entre una y otra edición del diccionario, lo que nos quiere decir que, al igual que sucede con las lenguas, se trata de un proceso en permanente construcción. Seguramente, en las próximas ediciones de este diccionario, habrá precisiones o novedades según aparezcan nuevas manifestaciones de la globalización. Nos encontramos, pues, frente a un fenómeno abierto y en constante cambio, como muchos en el mundo contemporáneo.

Llegados a este punto, conviene tomar un poco de distancia para apreciar mejor el horizonte. Otra manera de conocer el significado de una palabra es indagar por su etimología, es decir, conocer su origen y su historia. Muchos autores sostienen que la palabra globalización es de origen inglés, puesto que el término global hace referencia a mundial, entendido a partir de la idea de un globo terráqueo.6 De manera más específica, la palabra global llega al inglés proveniente del latín globus, cuyo significado era ‘balón, bola o esfera’7. Ahora bien, para Soca:

«(…) el término ya era usado en tiempos de Cervantes para referirse a la esfera terrestre, como vemos en estas palabras del Caballero de la Triste Figura: (…) porque de trecientos y sesenta grados que contiene el globo, del agua y de la tierra, según el cómputo de Ptolomeo, que fue el mayor cosmógrafo que se sabe, la mitad habremos caminado, llegando a la línea que he dicho » (Soca 2013) (Las cursivas son nuestras)

Sin embargo, a pesar del registro del siglo XVII de la presencia de la palabra globo en el castellano, esta fue desplazada por el término mundo para referirse a la esfera terrestre. Es por ello que autores como Azcárate y Montesa sostienen que una correcta traducción al castellano del término inglés globalization (también puede escribirse globalisation) sería mundialización, algo que también sostiene Hagège para el caso del francés (mondialisation).

De manera formal, la palabra globalización ha sido incorporada al Diccionario de la lengua española a partir de la 22.a edición del 2001, aunque el uso que se ha hecho de ella viene desde mucho antes, especialmente en el mundo académico y, posteriormente, en el habla cotidiana de las personas.

Hasta aquí hemos dado un primer paso que nos acerca a la comprensión del fenómeno de la globalización, pero aún es insuficiente. Todavía nos queda seguir investigando para tener mayores certidumbres y ampliar un poco más nuestro conocimiento sobre este tema. A continuación, pasemos a conocer cuándo apareció la palabra globalización en un sentido académico y quiénes fueron los primeros en escribir sobre ella.

¿Cuándo se utilizó por primera vez la palabra globalización y quiénes lo hicieron?

Teniendo en cuenta que la palabra globalización tiene su origen en el idioma inglés, para el Diccionario Merriam-Webster esta se habría utilizado al menos desde 19518 y para el Online Etymology Dictionary se tiene registro de esta palabra en varios sentidos desde 1953.9 Sin embargo, desde el ámbito académico, existen dos personajes a quienes se les atribuye el uso del término en el sentido que nos interesa en este artículo.

El primero es el crítico literario y canadiense Marshall McLuhan (1911-1980), quien se refiriera en sus libros La galaxia Gutenberg (1962) y Comprender los medios de comunicación (1964) al creciente desarrollo de los medios de comunicación (radio, cine, televisión, etc.) y cómo estos colocan al mundo, y todo lo que sucede en él, en el domicilio de cada habitante. Esta proximidad virtual generada por los medios de comunicación, que proporciona los mismos referentes culturales, convierte a los habitantes del planeta en miembros de una misma aldea global.10

El segundo de los académicos que utilizó el término globalización es el economista estadounidense Theodore Levitt (1925-2006), quien fuera profesor de Harvard Business School y, gracias a un artículo que publicó en 1983 bajo el título «La globalización de los mercados», se le considerara como el primero en utilizar el término (The Economist 2009). Para Levitt, la tecnología y el desarrollo de los medios de transporte han hecho posible que la publicidad y el marketing lleguen a más personas en el mundo, generando una homogenización de los gustos y preferencias de los consumidores, a pesar de las arraigadas diferencias culturales. La tecnología se convierte entonces en esa fuerza que hace converger al mundo.11

Como sea, y más allá de conocer quién habría sido el primero en referirse a este término desde un punto de vista académico, las perspectivas que nos proporcionan ambos autores sobre la globalización nos aproximan a dos de sus más importantes dimensiones: el enfoque cultural y de las comunicaciones, por un lado, y el enfoque de la economía y los mercados, por el otro.

¿Se trata de un fenómeno reciente o es que hubo otras globalizaciones en el pasado?

Teniendo en cuenta lo mencionado en los párrafos anteriores, pareciera que el proceso de globalización al cual nos referimos ha tenido su origen cuando menos durante la segunda mitad del siglo pasado, gracias al desarrollo de los mercados, las estrategias comerciales y los modernos medios de comunicación. Sin embargo, existen autores que piensan distinto y nos presentan algunas ideas nuevas sobre este proceso.

De acuerdo con el antropólogo Pascal Picq, la primera globalización es aquella que fue protagonizada por nuestra propia especie: «El Homo sapiens penetró en todos los ecosistemas. Esta ‘antropización’ supone la primera mundialización12 inconsciente realizada por una sola especie, cuando la escritura no se había inventado» (Picq 2011: 22).

Para Picq, el ser humano es la única especie animal que ha sido capaz de poblar todos los entornos naturales que hay en el planeta y dejar su huella en él (antropización), sea porque logra utilizar el entorno a su favor para subsistir o porque lo termina destruyendo. Se trata de una especie que se ha desplazado, por su propia voluntad, en la búsqueda de nuevos horizontes y sin que medien, necesariamente, factores como los desastres naturales o la escasez de recursos.13 En la misma dirección se expresa el geógrafo Jacques Lévy cuando sostiene que empezó:

«(…) hace más de cien mil años, en el momento en el que el Homo sapiens, que vivía en una pequeña zona de África, extendió su ocupación del espacio terrestre hasta alcanzar los límites actuales del ecúmeno. Se trata de un proceso muy largo pero que tuvo un resultado trascendental: por primera vez, una misma especie de seres humanos habitaba el conjunto del planeta» (Levy 2011: 24 y 25).

Además de reforzar la idea de Picq acerca del desplazamiento de la especie y su presencia generalizada en todos los espacios del planeta, Levy agrega la siguiente característica:

«(…) solo tiene sentido (el desplazamiento) porque las regiones son diferentes entre sí. Si todas fueran idénticas, si no hubiera más que una pluralidad de ‘aquíes’ en todas partes, no tendríamos ninguna razón para ir en busca de otros lugares. La mundialización plantea la uniformización de los distintos puntos del planeta. Sin embargo, esta cuestión únicamente tiene sentido porque, precisamente, disponemos de una enorme diversidad» (Levy 2011: 25).

De la cita anterior destacamos una idea adicional: si bien Levy la enmarca en el ámbito de la diversidad de los entornos naturales, algo parecido sucede con las relaciones entre los grupos humanos. El geógrafo Christian Grataloup la formula de la siguiente manera:

«La historia de la humanidad está marcada por una tensión entre el fraccionamiento en sociedades distintas y su unión en conjuntos más amplios. La idea de mundialización corona esta segunda tendencia. Pero la fisión, la desunión, o incluso la antimundialización, son igualmente una constante histórica (…). La historia de las lenguas, claro proceso de fraccionamiento donde los haya, evidencia esta dinámica de difusión y de fisiones» (Grataloup 2011: 36).

De este modo se entiende que los seres humanos nos movemos constantemente entre estas dos grandes fuerzas: la primera de ellas es aquella que fragmenta y disgrega de acuerdo con las diferencias y particularidades de cada grupo de seres humanos, mientras que la segunda es aquella que fusiona, aquella que se identifica con ese proceso de globalización que conocemos. Se trata pues de una fuerza que uniformiza. Si la tendencia que fusiona prosperara en materia de lenguas, por ejemplo, sería esperable que todos hablemos el mismo idioma; sin embargo, sucede también lo contrario: la realidad nos demuestra que coexiste una pluralidad de lenguas en el mundo.

Para el historiador Yuval Noah Harari, autor del libro De animales a dioses. Breve historia de la humanidad, el ser humano se hace con una visión global «(…) en los últimos siglos, cuando los imperios crecieron y el comercio se intensificó» (Harari 2015: 193). De acuerdo con este autor, los últimos siglos no son necesariamente el XIX o el XX, sino aquellos que en la larga historia de la humanidad corresponden al primer milenio antes de Cristo (1000 a. C., aproximadamente), cuando arraigó la idea de un orden universal entre los seres humanos. Harari tomará en cuenta una característica clave del Homo sapiens que lo distingue de otros animales y nos cuenta lo siguiente:

«(…) evolucionó para pensar que la gente se dividía entre nosotros y ellos. ‘Nosotros’ era el grupo situado en nuestro entorno inmediato, quienquiera que uno fuera, y ‘ellos’ eran todos los demás (…). Pero, a partir de la revolución cognitiva, Homo sapiens se hizo cada vez más excepcional a este respecto. La gente empezó a cooperar de manera regular con personas totalmente extrañas, a las que imaginaba como ‘hermanos’ o ‘amigos’» (Harari 2015: 193 y 194).

Cuando Harari hace mención a esa revolución cognitiva, se refiere a ese momento en el que la historia se separa de la biología en la vida de Homo sapiens, como explica:

«Para entender la aparición del cristianismo o de la Revolución francesa, no es suficiente comprender la interacción de genes, hormonas y organismos. Es necesario tener en cuenta asimismo la interacción de ideas, imágenes y fantasías» (Harari 2015: 52).

Harari se refiere a esa enorme capacidad de simbolizar que tiene el ser humano, que le permite crear ideas movilizadoras (religiosas o políticas), así como aprovechar el recurso del lenguaje (oral, escrito o gestual) para poder comunicarlas.

Finalmente, Harari concluye señalando tres tipos de órdenes universales que posibilitaron la idea de imaginar, por primera vez, a todo el mundo y toda la humanidad como una misma unidad:

«El primer orden universal que apareció fue el económico: el orden monetario. El segundo orden universal fue el político: el orden imperial. El tercer orden universal fue religioso: el orden de las religiones universales, como el budismo, el cristianismo y el islamismo. Comerciantes, conquistadores y profetas fueron los primeros que consiguieron trascender la división evolutiva binaria de ‘nosotros frente a ellos’ y prever la unidad potencial de la humanidad» (Harari 2015: 194).

Desde el punto de vista económico se produjeron grandes globalizaciones a lo largo y ancho del Mediterráneo, pero también muy intensamente en el océano Índico. En estas costas, gente de múltiples culturas y tradiciones religiosas interactuaron y comerciaron ampliamente:

«Las rutas del norte del océano Índico representaron claramente el mayor sistema de relaciones de larga duración. Desde Irán hasta China, pasando por la India e Insulindia, hallamos sin duda la forma más antigua de mundialización» (Grataloup 2011: 37).

A partir del siglo XV, el comercio mundial se amplía con la incorporación de los pueblos americanos y africanos «descubiertos» por los exploradores españoles y portugueses, principalmente, quienes, junto a otros pueblos europeos, terminan por adueñarse del mundo.14

Desde el punto de vista político, existen muchos modelos que congregaron a diversos pueblos bajo un mismo impulso globalizador, y quizás en nuestras mentes tengamos a Roma como el imperio de la antigüedad que mejor podría representar esa idea. Sin embargo, este no fue el único caso. Para muchos, la historia de la humanidad ha sido escrita privilegiando el punto de vista europeo; en ese sentido, es poco conocido lo siguiente:

«La formación del Imperio mongol (entre los siglos XIII y XIV) marcó una etapa importante en la historia de la mundialización. Por medio de las conquistas de China, Asia central, Irán, Irak y Rusia meridional, y de sus incursiones en Europa oriental y en Siria, los mongoles crearon una enorme red de comunicaciones terrestres y, en consecuencia, pusieron en contacto a sociedades y personas que prácticamente no lo habían estado nunca antes» (Gazagnadou 2011: 44).

En los siglos posteriores, otros imperios, como el español o el británico, alcanzarían tal expansión geográfica que también desatarían sus respectivos impulsos globalizadores.

Finalmente, tenemos el punto de vista religioso, y su impulso globalizador, que estuvo asociado, inevitablemente, a los órdenes económico y político. En este ámbito, las mayores evidencias de mundialización son las enormes expansiones de, al menos, tres grandes credos: el budismo, el islam y el cristianismo.

Como se puede apreciar hasta aquí, el proceso de globalización tiene orígenes muy antiguos. En un caso se encuentra relacionado con esa característica de la especie Homo sapiens que lo convierte en el único animal que logra poblar todos los rincones del planeta, aunque, como bien dicen Picq y Levy, se trate de un proceso inconsciente para la propia especie. De otro lado, Grataloup afirma que la historia de la humanidad está marcada por dos grandes fuerzas, una que fusiona y aglutina, y otra que fisiona y desagrega. La primera de ellas explicaría los procesos de globalización, mientras que la segunda, los de antiglobalización. Estas dos fuerzas siguen actuando y generan tensiones hasta hoy entre quienes son partidarios del actual proceso de globalización y quienes son detractores o críticos de sus efectos. Sobre este aspecto desarrollaremos algunas ideas más adelante.

Finalmente, para Harari, el proceso de configurar el mundo como un espacio para una humanidad unida como un gran «nosotros» solo es posible gracias a la revolución cognitiva, es decir, a esa capacidad de simbolizar que posee el ser humano que logra movilizar a miles o millones de ellos hacia una determinada dirección u objetivo. De este modo, es posible hablar de un impulso globalizador en la humanidad a partir de los últimos 3 mil años, gracias a tres grandes órdenes: el económico, el político y el religioso. Los grandes espacios económicos y de comercio posibilitaron vínculos de confianza con quienes se realizaba negocios, más allá de las diferencias culturales o de cualquier otra índole. Los imperios movilizaron a miles de personas a luchar a favor de una idea política, de un emperador que la encarnaba y cuya civilización debía conquistar todo el mundo. Las religiones a través del discurso de un orden sobrehumano que explica el mundo expandieron su credo hasta en los lugares menos pensados generando comunidades de creyentes.

A manera de conclusión, y respondiendo a la pregunta de esta sección, podemos decir que el proceso de globalización contemporáneo tiene antecedentes muy remotos, por si alguno de los lectores creía que se trataba de un fenómeno exclusivamente contemporáneo. Además, es posible afirmar que hubo otros procesos globalizadores en el pasado representados por grandes reinos e imperios de la antigüedad. Sin embargo, ¿podemos decir que fueron iguales aquellos en comparación con el proceso de globalización que ahora vivimos? ¿En qué radican sus principales semejanzas y diferencias? Busquemos algunas definiciones para hallar respuestas a estas preguntas.

Algunas definiciones del proceso de globalización contemporáneo

En el mundo de hoy podemos decir que globalización es una de las palabras que más suenan y resuenan, tanto en el habla cotidiana como en el mundo académico; sin embargo, por tratarse de un término tan manido puede ser muy distinto lo que se termine entendiendo cada vez que se le menciona. A continuación, realizaremos una breve exposición de algunas de las definiciones que se han elaborado sobre el término y los respectivos ámbitos en los que se pueden apreciar sus influjos e implicancias.

Globalización y economía

Una de las maneras más comunes de entender la globalización es desde el punto de vista económico. Anteriormente, nos hemos referido el artículo de Theodore Levitt y su perspectiva de la globalización de los mercados a inicios de la década de los ochenta; sin embargo, para muchos, un punto de partida que se puede tomar como referencia del actual proceso es el denominado Consenso de Washington de 1989. Ese año, el Instituto de Economía Internacional promovió una reunión de ministros de economía de diversos países latinoamericanos con representantes de los organismos financieros internacionales (Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional) y el gobierno de los Estados Unidos, con el objetivo de buscar una solución a la generalizada crisis económica que afectaba a la región. En dicha reunión, el economista John Williamson expuso un plan de 10 recomendaciones15 que configurarían la ruta de un modelo económico de características neoliberales que debía implementarse en los países latinoamericanos para salir de la crisis.16

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