Nada sino un hombre
Los orígenes del personalismo en Venezuela
ELÍAS PINO ITURRIETA
@eliaspino

Mi amigo, yo no me cansaré de repetirlo: ningún país del mundo ha pagado con más profusión los servicios que se le han hecho, que el nuestro; pero la corrupción, la disipación, han dejado a muchos hombres en una situación de que ahora no encuentran otro modo de libertarse que haciendo revoluciones a costa del propietario honrado (…) Hombres de esta especie no son idólatras sino de sus sórdidos intereses: habiendo vivido siempre de los empleos y del desorden, aborrecen todo gobierno en cuya administración no pueden influir en beneficio propio (…) Desde luego, estos hombres acogieron el medio de vivir de empleos y de lucrar a costa del hombre honrado y laborioso. ¿Cuál fue éste? Una revolución. Este es el modo de vivir más conocido en nuestro país, dijeron para sí: los pueblos se han familiarizado tanto con ellas, que ya no parecen crímenes; si acaso la que vamos a emprender no tiene el éxito que nos prometemos, un indulto, una completa amnistía nos librará del suplicio (…) El pretexto que más puede alucinar es el de las reformas; pues proclamaremos las reformas. Se dará una nueva Constitución que, sin duda, será vista con desprecio por los pueblos que todos los años están jurando constituciones, se inspirará el desaliento, se acarrearán males infinitos; a cuyo lado no son perceptibles los que se originan de los que actualmente tenemos; pero este desaliento y estos males convienen a nuestras miras. Colóquese por fin en la presidencia al hombre que nos dé empleos y esto nos basta, proclamemos reformas.

Epístolas catilinarias, 1835

Francisco Javier Yanes

Confesión de intenciones

El personalismo es un fenómeno constante en la historia de Venezuela, a partir del momento en que se dan los primeros pasos hacia la arquitectura de una nación independiente. Es una recurrencia de los negocios públicos, hasta el extremo de que casi no exista período en la evolución de los asuntos relativos al poder que no lo encuentre como resorte en alguno de sus costados. La influencia que todavía ejerce en nuestras vidas y en el manejo de los asuntos concernientes al grueso de la ciudadanía permite su tratamiento sin mayores explicaciones. Es lo que se intentará de seguidas, aunque haciendo solamente una aproximación que pretende la sugerencia de los elementos que puedan registrar rasgos medulares para que el lector calcule el peso que lleva sobre sus espaldas, en caso de que lo sienta de veras, y llegue a sus propias conclusiones. En consecuencia, más que una investigación acuciosa va a comenzar un ensayo distinguido por las limitaciones y quizá también por las vacilaciones, para ver si se puede volver después entre todos sobre el fenómeno con la atención que merece.

El epígrafe tomado de Francisco Javier Yanes ilustra sobre las intenciones del trabajo. Conmovido por el alzamiento de 1835 contra el presidente José María Vargas, el letrado recoge en las Epístolas catilinarias sus impresiones sobre el suceso y trata de opinar libremente desde la perspectiva de un observador civil, sin acudir a teorías susceptibles de explicar en sentido universal el drama que pasa frente a sus ojos. Apenas registra lo que le parece, aquello que observa, alejado de la pretensión de llegar a conclusiones permanentes. Ve a unos soldados levantados contra el gobierno legítimo y arroja venablos que le parecen certeros para buscar una cohabitación civilizada que convierta en realidad el Estado de Derecho recién proclamado. Ve a un pueblo que comienza a despreciar la ley porque siente cómo la burlan sin penalidades en la cúpula y llama la atención sobre la anomalía. Dirige las baterías hacia los flancos que más le molestan mientras quiere convertirse en escudo de unos valores que, de acuerdo con su parecer, deben orientar el destino de la sociedad en sus comienzos. La penetración del análisis permite descubrir una serie de constantes que se establecen en la historia posterior y recomendar una dosis de útiles lenitivos, lo cual jamás se encontrará en las páginas siguientes que apenas pretenden, respetando distancias con el brillante testigo de la primera «revolución » militar de nuestra historia, volver hacia su angustia en la medida en que todavía unos hombres de presa parecidos a los que combatió, aunque sin suficientes laureles, sin nada que los junte en sacrificio y heroísmo, continúan la faena de degradación de los principios republicanos.

Antonio Leocadio Guzmán, uno de los fundadores de la república después de la desmembración de Colombia, advirtió el principio de tal degradación en la permanencia del presidente José Antonio Páez en el poder. Publicista de los partidos modernos y creador del más importante del siglo XIX, el Partido Liberal, en junio de 1842 redactó un artículo en su periódico para ocuparse de la trascendencia de la alternabilidad en el ejercicio de funciones públicas y de la necesidad de respetar los principios constitucionales en la víspera de un proceso electoral. Todavía Páez no se perfilaba como el hombre de presa en el que se transformaría luego de quince años, y el líder de la oposición apenas tocaba una circunstancia particular. Escribía:

«¿Lo veis? Un solo objeto, nada sino un hombre: Páez, mandando desde la batalla de Carabobo hasta este día. Con el sistema militar y con el civil, bajo la dictadura y por la Constitución, en la guerra como en la paz, vos mandando. Cumpliendo la ley o en armas contra la ley, con el poder de las bayonetas o bajo el imperio civil, en todos los años, en todos los días de esta República y de la otra República, vos, señor, mandando. (…) Aun en Madrid se ha visto la corona en tres cabezas diferentes durante el sempiterno reinado de Páez sobre Venezuela[1].»

De las letras de entonces proviene el título de nuestro ensayo, como se pudo ver. La sugestiva retórica ofrece frases dignas de imitación en una polémica, pero también viene al pelo porque toca un hecho puntual sin meterse en profundidades. Acomoda al propósito de las páginas de ahora, en consecuencia, aunque calza igualmente por el hecho de que Antonio Guzmán Blanco, hijo del publicista liberal, se convertirá más tarde en proverbial encarnación del personalismo. Trampa del destino o hechura del padre, la elevación del futuro autócrata aconseja desde temprano que miremos con prevención los textos de nuestros políticos cuando analizamos el continuismo de unos individuos apoltronados en un trono familiar.

Notas

1. Antonio Leocadio Guzmán, «Elecciones», El Venezolano, Nº 117, Caracas, 28 de junio de 1842; La doctrina liberal. Antonio Leocadio Guzmán, Colección Pensamiento Político Venezolano del siglo XIX, Caracas, Presidencia de la República, 1961, vol. 5, p. 232.

2. Graciela Soriano de García Pelayo, El personalismo político hispanoamericano del siglo XIX. Criterios y proposiciones metodológicas para su estudio, Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana, 1996.

3. Apéndices al Sínodo Diocesano de Santiago de León de Caracas de 1687, «Estudio preliminar» por Manuel Gutiérrez de Arce, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1975, vol. II, pp. 144-145.

4. Ibidem, p. 70.

5. Idem.

6. Citado por Silvio Zavala, Los intereses particulares en la conquista de la Nueva España, México, El Colegio Nacional, 1991, p. 20.

7. Ibidem, capítulo II.

8. «Carta de Lope de Aguirre a Felipe II», Antología documental de Venezuela, recopilación de Santos Rodulfo Cortés, Caracas, Impresos Tipográficos Santa Rosa, 1960, pp. 69-70.

9. Citado por Pablo Ojer, La formación del oriente venezolano, Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, 1966, p. 148.

10. Citado por Ojer, op. cit., pp. 148-149.

11. Ibidem, p. 149.

12. Don Valentín Sierra para el Capitán General, Caracas, 21 de mayo de 1798, Archivo General de la Nación (en adelante: AGN), Gobernación y Capitanía General, tomo CVIII, folio 234.

13. Elías Pino Iturrieta, Contra lujuria, castidad. Historias de pecado en el siglo XVIII venezolano, Caracas, Alfadil Ediciones, 2004, capítulo III.

14. Idem.

15. Ibid., capítulo II.

16. Dora Dávila, «Se tiraban fuertemente al honor. La separación de dos aristócratas a finales del siglo XVIII venezolano», en Elías Pino Iturrieta (coordinador), Quimeras de amor, honor y pecado en el siglo XVIII venezolano, Caracas, Editorial Planeta, 1994, pp. 78-79.

17. Citado por Inés Quintero, Nobleza y sociedad en la provincia de Venezuela, Caracas, Tesis Doctoral, Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela, 2005, pp. 83-84.

18. Ibidem, p. 128.

19. Idem.

20. Inés Quintero, La conjura de los mantuanos, Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, 2002, capítulo IV.

21. José Domingo Díaz, Recuerdos sobre la rebelión de Caracas, Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 1961, pp. 73-74.

22. Caracciolo Parra Pérez, Historia de la Primera República de Venezuela, Caracas, Tipografía Americana, 1939, vol. I. Para una aproximación al tema en términos genéricos resulta provechosa la consulta de: José Antonio Aguilar y Rafael Rojas (coordinadores), El republicanismo en Hispanoamérica. Ensayos de historia intelectual y política, México, Fondo de Cultura Económica, 2002.

23. Epistolario de la Primera República, Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 1961.

24. Parra Pérez, op. cit.

25. Citado por Parra Pérez, op. cit., p. 194.

26. «El Patriota de Venezuela», 1812, Testimonios de la época emancipadora, Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 1959, pp. 371-378.

27. Ver: Inés Quintero, Nobleza y sociedad…, pp. 287-293.

28. Parra Pérez, op. cit., p. 90.

29. Citado por Elías Pino Iturrieta, La mentalidad venezolana de la emancipación, Caracas, Eldorado Ediciones, 1991, p. 44.

30. Idem.

31. Citado por Parra Pérez, op. cit., p. 196.

32. José Francisco Heredia, Memorias del regente Heredia. Monteverde. Bolívar. Boves. Morillo, Madrid, Biblioteca Ayacucho, 1912, pp. 81-104.

33. Ibidem, p. 49.

34. Ibid., pp. 86-87.

35. Ibid., pp. 88-89, 109-110.

36. Ibid., p. 149.

37. Ibid., p. 46.

38. Ibid., p. 111.

39. Ibid., p. 56.

40. Idem.

41. Ver: Germán Carrera Damas, Boves. Aspectos socioeconómicos de la guerra de independencia, Caracas, Monte Ávila Editores, 1991.

42. Citado por Carrera Damas, op. cit., p. 101.

43. Fundación Polar, Diccionario de Historia de Venezuela, tomo 1, p. 290.

44. Ver: Asisclo Valdivieso Montaño, José Tomás Boves, Caracas, La Esfera, 1931; Edgardo Mondolfi Gudat, José Tomás Boves (1782-1814), Caracas, Biblioteca Biográfica Venezolana, 2005.

45. «Memorias de Andrés Level de Goda». Materiales para el estudio de la ideología realista de la Independencia, «Estudio Preliminar» por Germán Carrera Damas, Anuario del Instituto de Antropología e Historia de la Facultad de Humanidades de la UCV, vol. II, 1971, p. 1181.

46. Fundación Polar, op. cit., tomo 2, pp. 933-934.

47. Narciso Coll y Prat, Memoriales sobre la Independencia de Venezuela, Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, Madrid, 1960, p. 298.

48. Heredia, op. cit., pp. 177-178.

49. Ibid., p. 239.

50. Citado por Carrera Damas, op. cit., p. 34.

51. Idem.

52. Ver: Francisco Cuevas Cancino, El baile de Boves, México, Editorial Tezontle, 1972; Tomás Pérez Tenreiro, José Tomás Boves, primera lanza del rey, Caracas, Ministerio de la Defensa, 1969.

53. Francisco González Guinán, Historia contemporánea de Venezuela, tomo I, p. 348.

54. Ver: Germán Carrera Damas, op. cit., capítulo II.

55. Citado por Elías Pino Iturrieta, «Un sermón para el Imperio», Ideas y mentalidades de Venezuela, Caracas, Academia Nacional de la Historia, Estudios, Monografías y Ensayo, 1998, p. 62.

56. Ver: Francisco José Virtuoso, La crisis de la catolicidad en los inicios republicanos de Venezuela, Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, 2001.

57. Citado por José Ángel Rodríguez, Babilonia de pecados, Caracas, Alfadil Ediciones, 1998, p. 19.

58. Ver: Elías Pino Iturrieta, «Palabras sobre tradición, ilicitud y transacciones», Quimeras de amor, honor y pecado en el siglo XVIII venezolano, Caracas, Editorial Planeta, 1994.

59. Citado por Caracciolo Parra Pérez, Mariño y la Independencia de Venezuela, Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1954, tomo I, p. 376.

60. «Memorias de Andrés Level de Goda», «Introducción» por Vicente Lecuna, Materiales para el estudio de la ideología realista…, p. 1.151.

61. Mario Briceño Perozo, El Diablo Briceño, Caracas, Editorial Ragon, 1957, capítulo III.

62. Citado por Briceño Perozo, op. cit., p. 186.

63. Ibidem, pp. 176, 178.

64. Ibid., p. 193.

65. «Manifiesto de Cartagena», Rodulfo, op. cit., p. 201.

66. Ibidem, p. 195.

67. «Sáficos y Adónicos. Al valiente Coronel Bolívar. Año de 1813», Documentos para la historia de la vida pública del Libertador, recopilación por José Félix Blanco y Ramón Azpurúa, Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, Bicentenario de Simón Bolívar, 1983, vol. IV, p. 601.

68. Ibidem, p. 205.

69. «Proclama de la Guerra a Muerte», Trujillo, 5 de junio de 1813. Rodulfo, op. cit., p. 206.

70. «Comunicación de Bolívar al Gobernador de Barinas», Caracas, 12 de agosto de 1813, Escritos del Libertador, Caracas, Sociedad Bolivariana de Venezuela, 1969, vol. V, p. 23.

71. Ver, en especial: Rufino Blanco-Fombona, Bolívar y la Guerra a Muerte: Época de Boves 1813-1814, Caracas, Impresores Unidos, 1942.

72. Ibidem, p. 24.

73. Ibid., p. 25.

74. «Oficio para el Gobernador de Barinas, Manuel Antonio Pulido», Puerto Cabello, 15 de septiembre de 1813, Escritos del Libertador, vol. V, pp. 113-114.

75. «Comunicación dirigida a Manuel Antonio Pulido», Valencia, 10 de diciembre de 1813, ibidem, pp. 329-330.

76. Ibid., documentos 369, 372, 393.

77. «Aviso publicado», Documentos para la historia de la vida pública del Libertador, vol. IV, p. 690.

78. Emilio Antonio Yanes, «Francisco Javier Ustáriz», Boletín de la Academia Nacional de la Historia, Caracas, Nº 268, octubre-diciembre 1984; Diccionario de Historia de Venezuela, Fundación Polar, vol. 4, p. 171.

79. «Contestación oficial del ciudadano Francisco Javier Ustáriz al General en Jefe del Ejército Libertador», Concepción de la Victoria, 18 de agosto de 1813, Documentos para la vida pública…, vol. IV, p. 691.

80. «Plan de gobierno provisorio para Venezuela», ibidem, p. 692.

81. Ibid., pp. 693-694.

82. «Título de Libertador y Capitán General de los Ejércitos de Venezuela, dado al General Bolívar por las autoridades y municipalidad de Caracas», ibid., pp. 762-763.

83. «Atribuye el Libertador este título a sus compañeros de armas, y acepta por último la aclamación», Caracas, 18 de octubre de 1813, ibid., p. 763.

84. «Comunicación del gobierno a don Narciso Coll y Prat, con recomendaciones para la administración eclesiástica», Caracas, 19 de agosto de 1813, Escritos del Libertador, vol. V, pp. 44-46.

85. «Comunicación del Secretario de Gracia y Justicia al Arzobispo de Caracas», Caracas, 19 de agosto de 1813, ibidem, pp. 46-47.

86. Ver: Francisco José Virtuoso, op. cit.

87. «Comunicación del Libertador al Comandante de La Guaira», Cuartel General de Valencia, 8 de febrero de 1814, Escritos…, vol. VI, p. 127.

88. «Carta del Libertador al Arzobispo Narciso Coll y Prat», Valencia, 8 de febrero de 1814, ibidem, pp. 127-128.

89. En sus Memorias… (p. 241), el regente Heredia escribe así sobre el suceso: «(…) llegó a Coro por Curazao la noticia de la matanza de los europeos y criollos fieles que estaban presos desde agosto en Caracas y la Guaira. A sangre fría y a machetazos perecieron en tres o cuatro días cerca de novecientos infelices, sin más delito que su opinión o su origen, y sin otro objeto que saciar el resentimiento feroz de partido».

90. «Manifiesto que hace el Secretario de Estado Ciudadano Antonio Muñoz Tébar, por orden de S.E. el Liberador de Venezuela», San Mateo, 24 de febrero de 1814, ibid., pp. 158-159.

91. Idem.

92. «Carta al ciudadano Juan Jurado», Campo de Techo, 8 de diciembre de 1814, Cartas del Libertador, tomo I, p. 147.

93. Trabajé extensamente las dos fuentes en Nueva lectura de la Carta de Jamaica, Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana, Colección Breve, 1999.

94. «Contestación de un Americano Meridional a un caballero de esta isla», Kingston, 6 de septiembre de 1815, Doctrina del Libertador, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1976, vol. 1, p. 64.

95. Edmundo O’Gorman, «Prólogo» a Fray Servando Teresa de Mier, Ideario político, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1990, vol. 23.

96. «Señor Redactor o Editor de la Gaceta de Jamaica», Doctrina…, pp. 75-76.

97. Ibidem, p. 76.

98. Ibid., p. 77.

99. «Carta a Maxwell Hyslop», Kingston, 19 de mayo de 1815, Cartas del Libertador, Caracas, Fundación Vicente Lecuna-Banco de Venezuela, 1964, vol. I, p. 182.

100. Fernando Falcón, El pensamiento político y militar de la Ilustración y los conceptos de guerra y política en Simón Bolívar (1747-1814), Tesis Doctoral, Caracas, Universidad Central de Venezuela, 2004, p. 51.

101. Ibidem, p. 63.

102. Informe sobre batallones de infantería de milicias disciplinadas de pardos, 1801, AGN, Gobernación y Capitanía General, tomo XCVII, folios 233-234.

103. Elías Pino Iturrieta, Fueros, civilización y ciudadanía, Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, 2000, pp. 25-27.

104. «El Pbro. Díaz al Sor. Arzobispo», Caracas, 6 de julio de 1814, AGN, Sección de Diversos, tomo LXVIII, folio 222.

105. Ver: Elías Pino Iturrieta, La mentalidad venezolana de la emancipación, Caracas, Universidad Central de Venezuela, 1971, pp. 220 y ss.

106. Citado por Pedro Cunill Grau, Geografía del poblamiento venezolano en el siglo XIX, Caracas, Comisión Presidencial V Centenario de Venezuela, 1987, tomo I, pp. 574-575.

107. Ibidem, p. 210.

108. Ibid., p. 159.

109. «Representación del Concejo Municipal del Cantón Nirgua», citado por Cunill, op. cit., p. 330.

110. Ver: Elías Pino Iturrieta, Contra lujuria…, p. 65.

111. Alejandro de Humboldt, Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente, Caracas, Ministerio de Educación, 1956, tomo V, p. 38.

112. Idem.

113. Pedro Cunill Grau, op. cit., capítulo IX.

114. Autobiografía del general José Antonio Páez, Caracas, Ediciones Antártida, 1946, tomo I, p. 18.

115. Idem.

116. Humboldt, op. cit., pp. 225-226.

117. Richard Vawell, Las sabanas de Barinas, Caracas, Academia Nacional de la Historia, Fuentes para la Historia Republicana de Venezuela, 1973, pp. 3-4.

118. Para profundizar en el tema, ver: Clément Thibaud, «De la ficción al mito. Los llaneros de la independencia de Venezuela», en Germán Carrera Damas, Carole Leal, Georges Lomné y Frédéric Martínez (coordinadores), Mitos políticos en las sociedades andinas. Orígenes, invenciones y ficciones, Caracas, Editorial Equinoccio, Université de Marne-la Vallée e Instituto Francés de Estudios Andinos, 2006.

119. «Real Provisión que se dirige al Gobernador de la Provincia de Guayana, para que en el respectivo distrito arregle las providencias al método que se prescribe en el auto inserto para contener y remediar los perjuicios que reciben los hacendados y Pueblo con los ladrones y facinerosos», AGN, Reales Provisiones, 1789, tomo I, folios 555 y 556.

120. Idem.

121. Idem.

122. Idem.

123. «Real Provisión al Teniente de Justicia Mayor del Pueblo de San José de Tiznados», 1793, AGN, Reales Provisiones, tomo V, folios 248-250.

124. «Real Provisión del Teniente de Justicia Mayor de los valles de Caucagua, sobre aprehender los negros esclavos y libres cimarrones», 1794, AGN, Reales Provisiones, tomo VI, folios 334-339.

125. Ibidem, folios 336-337.

126. «Real Provisión al Teniente Justicia Mayor del pueblo del Guayabal», 1802, AGN, Reales Provisiones, tomo XXII, folios 434-435.

127. «Representación del Bachiller José Pío Anzola al Gobernador», San Jerónimo de Cocorote, 23 de febrero de 1803, AGN, Gobernación y Capitanía General, tomo CXXIV, folios 228-236.

128. «De Manuel Moreno de Mendoza para el Gobernador y Capitán General», Coro, 10 de octubre de 1804, AGN, Gobernación y Capitanía General, tomo CXLVIII, folios 234-239.

129. José Antonio Páez, op. cit., p. 15.

130. Idem.

131. Ibidem, p. 17.

132. Ibid., pp. 19-20.

133. Ibid., p. 20.

134. Idem.

135. Ibid., p. 28.

136. Ibid., pp. 28-29.

137. Ibid., p. 29.

138. Ibid., p. 31.

139. Ibid., pp. 32-33.

140. Ibid., pp. 36-37.

141. Ibid., pp. 46-47.

142. Ibid., p. 54.

143. Ibid., p. 57.

144. Ibid., p. 65.

145. Relato de un oficial inglés sobre la guerra a muerte, Caracas, Ediciones Centauro, 1977, p. 306.

146. James Hackett y Charles Brown, Narraciones de dos expedicionarios británicos de la Independencia, Caracas, Instituto Nacional de Hipódromos, Colección Venezolanista, 1966, p. 158.

147. Ibidem, pp. 158-159.

148. Vawell, op. cit., p. 4.

149. Richard Vawell, Campaña y crucero, Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 1973, p. 67.

150. La aproximación a Mariño tendrá como fundamento la monumental obra de Caracciolo Parra Pérez, insuperable hasta la fecha, acuciosa y sustentada en documentación de primera mano que permite llegar a conclusiones harto confiables.

151. Parra Pérez las utiliza cuando corresponde a su investigación, p. 20 y sucesivas.

152. Caracciolo Parra Pérez, Mariño y la independencia de Venezuela, Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1954, tomo I, pp. 5-6.

153. Ibidem, p. 28.

154. Ibid., pp. 132-133.

155. Idem.

156. Citado por Parra Pérez, op. cit., p. 64.

157. Ver: Ojer, op. cit., de provechosa consulta en su integridad, para el punto específico.

158. Según reproducción fotográfica del documento incluida por Parra Pérez, op. cit., p. 64.

159. Idem.

160. Idem.

161. Ibidem, pp. 93, 117, 171.

162. «Constitución de la Provincia de Barcelona», Las Constituciones Provinciales, «Estudio Preliminar» por Ángel Francisco Brice, Caracas, Academia Nacional de la Historia, Sesquicentenario de la Independencia, 1959, p. 149.

163. Ibidem, p. 160.

164 Ibid., p. 161.

165. Ibid., p. 209. Ahora el subrayado es nuestro.

166. Citado por Parra Pérez, op. cit., pp. 169-170.

167. Ibidem, p. 171.

168. Ibid., p. 241.

169. Ibid., p. 328.

170. Idem.

171. Ibid., p. 308.

172. Ibid., pp. 352-353.

173. Rafael Castillo Blomquist, José Tadeo Monagas: auge y consolidación de un caudillo, Caracas, Monte Ávila Editores, 1987.

174. Ricardo Becerra, «Biografía de José Tadeo Monagas», en Juan Bautista Querales (compilador), Repertorio histórico-biográfico del general José Tadeo Monagas, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1983, tomo I, p. 120.

175. Ibidem, pp. 143-144.

176. José Tadeo Monagas, «Discurso en 1848, contestando a la Gran Sociedad Liberal, a la vuelta de la campaña que hizo cuando estuvo la República en un precipicio», en Querales, op. cit., p. 150.

177. Ibidem, pp. 150-152.

178. Ver: Eleazar Córdova Bello, La independencia de Haití y su influencia en Hispanoamérica, Caracas, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1967.

179. Citado por Córdova Bello, op. cit., p. 162.

180. Ibid., p. 188.

181. Ibid., p. 183.

182. Citado por Paul Verna, Petión y Bolívar, Caracas, Ministerio de Educación, p. 168.

183. Ibidem, p. 169.

184. Ibid., capítulos IX y X.

185. Idem.

186. Ibid., p. 172.

187. Ibid., capítulo X.

188. Ibid., pp. 187-195.

189. Ibid., p. 191.

190. «A los habitantes de Río Caribe, Carúpano y Cariaco», cuartel general de Carúpano, a 21 de junio de 1816, Decretos del Libertador, Los Teques, Biblioteca de Temas y Autores Mirandinos, 1983, tomo I, p. 55.

191. «A los habitantes de los Valles de Aragua», Villa de Cura, 11 de marzo de 1818, op. cit., p. 125.

192. Según John V. Lombardi, historiador especializado en la materia: «Aunque los términos de los decretos de libertad variasen un poco, todos contenían el principio básico de que todo esclavo que quisiese la libertad tenía que estar dispuesto a pelear contra los españoles para obtenerla». Decadencia y abolición de la esclavitud en Venezuela, Caracas, Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela, 1974, p. 66.

193. «Al Señor General Márion, Gobernador del Departamento de Los Cayos», Carúpano, 27 de junio de 1816, en Simón Bolívar, Obras completas, La Habana, Editorial Lex, 1950, vol. I, p. 200.

194. Simón Bolívar, «Discurso de Angostura», 15 de febrero de 1819, Doctrina del Libertador, «Prólogo» de Augusto Mijares; compilación, notas y cronología por Manuel Pérez Vila, Caracas, Biblioteca Ayacucho, vol. 1, p. 105.

195. Ibidem, pp. 110-111.

196. Ibid., pp. 109-110.

197. «El Poder Moral. Proyecto para su formación», ibid., p. 130.

198. Ibid., pp. 130-131.

199. «Discurso de Angostura», ibid., p. 111.

200. Ibid., p. 117.

201. Ibid., p. 115.

202. Ibid., pp. 114-115.

203. Ibid., p. 116.

204. Citado por Páez, op. cit., p. 91.

205. Ibidem, p. 94.

206. Ibidem, p. 93.

207. Ibid., p. 72.

208. Idem.

209. Idem.

210. «Lista de los generales, jefes y personas notables que recuerdo me acompañaron y estuvieron bajo mis órdenes en la Trinidad de Arichuna, batalla del Yagual y toma de Achaguas», ibid., p. 70.

211. Parra Pérez, op. cit., vol. II, p. 193.

212. Ibidem, p. 78.

213. Ibid., p. 71.

214. Citado por Páez, ibidem, pp. 91-92.

215. Ibid., p. 73.

216. Ibid., pp. 87 y 91.

217. Ibid., p. 90.

218. James Hackett y Charles Brown, Narraciones de dos expedicionarios británicos en Venezuela, Caracas, Instituto Nacional de Hipódromos, Colección Venezolanista, 1966, pp. 53-54.

219. Alexander Alexander, La vida de Alexander Alexander escrita por él mismo, Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, 1978, p. 51.

220. Ibid., p. 49.

221. Ibid., p. 70.

222. Citado por Parra Pérez, op. cit., vol. II, p. 429.

223. Richard Vawell, op. cit., pp. 65-66.

224. Ver: Elías Pino Iturrieta, «Modernidad y utopía. El mensaje revolucionario del Correo del Orinoco», Ideas y mentalidades de Venezuela, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1998; Manuel Alfredo Rodríguez, El Correo del Orinoco, periódico de la emancipación americana, Caracas, Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes, 1969; Julio Febres Cordero, Establecimiento de la imprenta en Angostura. El Correo del Orinoco, Caracas, Universidad Central de Venezuela, 1964.

225. «Bogotá», Correo del Orinoco, Nº 99, 31 de marzo de 1821, edición facsimilar, «Prólogo» de Oscar Sambrano Urdaneta, Corporación Venezolana de Guayana, Caracas, 1968.

226. «Correspondencia oficial de Chile», Correo del Orinoco, Nº 36, 7 de agosto de 1819.

227. «Congreso», Correo del Orinoco, Nº 47, 18 de diciembre de 1819; «Gratitud nacional», Correo del Orinoco, 15 de enero de 1820.

228. «Patriotas de ambos mundos», Correo del Orinoco, Nº 84, 14 de octubre de 1820.

229. «Extracto de una carta de Madrid», Correo del Orinoco, Nº 119, 17 de noviembre de 1821.

230. «Correspondencia particular», Correo del Orinoco, Nº 39, 11 de septiembre de 1819.

231. «Artículo tomado de la Gazeta Federal de Baltimore», Correo del Orinoco, Nº 119, 17 de noviembre de 1821.

232. «Canto heroico», Correo del Orinoco, Nº 53, 19 de febrero de 1820.

233. «Día de San Simón», Correo del Orinoco, Nº 42, 30 de octubre de 1819.

234. Decreto del Intendente, general de división Francisco Rodríguez del Toro, Caracas, 27 de octubre de 1823, AGN, Sección Gran Colombia, Intendencia del Departamento de Venezuela, tomo XIV, folios 67-68.

235. Idem.

236. «Gratitud nacional», Correo del Orinoco, Nº 49, 15 de enero de 1820.

237. Idem.

238. «Angostura, 11 de diciembre de 1819», Correo del Orinoco, Nº 46, 11 de diciembre de 1819.

239. «Regocijo público», Correo del Orinoco, Nº 122, 15 de diciembre de 1821.

240. «Canción patriótica cantada en la celebración de la batalla de Carabobo, Caracas, año 1821», Ezio Mora, Bolívar en la poesía del siglo XIX, Mérida, Universidad de Los Andes, 1999, p. 28.

241. «Día de la conmemoración del triunfo de la batalla de Carabobo. Gaceta de Caracas, 8 de noviembre de 1821», op. cit., p. 30.

242. «La letra de los repiques», ibidem, p. 33.

243. Ver: José María Salvador, Efímeras efemérides. Fiestas cívicas y arte efímero en la Venezuela de los siglos XVIII y XIX, Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, 2001.

244. Parra Pérez, op. cit., tomo II, p. 57.

245. Ibidem, p. 64.

246. Ibid., p. 65.

247. Ibid., pp. 66-67.

248. Ibid., p. 131.

249. Ibid., p. 132.

250. Ibid., p. 134.

251. Ibid., pp. 182-183.

252. Ibid., p. 296.

253. Ni siquiera la monumental investigación de Caracciolo Parra Pérez sobre la vida de Mariño, que citamos aquí con insistencia y que se distingue por un inmenso acopio documental y por una imparcialidad digna de encomio, ha servido para juzgar con equilibrio la pugna entre los dos protagonistas de la Independencia.

254. Parra Pérez, op. cit., pp. 55-56.

255. Ibidem, p. 70.

256. Citado por Parra Pérez, op. cit., p. 81.

257. Ibidem, p. 82.

258. Ibid., pp. 118-119.

259. Ibid., p. 142.

260. Ibid., pp. 247-248.

261. Ibid., p. 95.

262. Ibid., p. 243.

263. Idem.

264. El posterior Congreso de Angostura, célebre por el discurso de Bolívar y por los intentos de reorganización institucional que desarrolla, apenas contó con veintisiete representantes, de los cuales once eran militares. Llegó a sesionar con un quórum de apenas doce representantes que decretaron recompensas y honores a Bolívar y a las tropas después de la campaña de Boyacá, por ejemplo.

265. Parra Pérez copia en su integridad las actas de Cariaco, op. cit., pp. 255-266.

266. Ibidem, pp. 269-270.

267. Ibid., pp. 298-299.

268. Ibid., p. 293.

269. Ibid., p. 354.

270. Ibid., p. 358.

271. Ibid., p. 353.

272. Ibid., p. 395.

273. «Carta al coronel Antonio José de Sucre», Angostura, 11 de noviembre de 1817, Doctrina del Libertador, pp. 96-97.

274. Piar no ha desfilado en las páginas del presente trabajo porque su carrera se corta de manera abrupta en 1817, cuando es fusilado por órdenes de Bolívar, y por razones anteriormente explicadas en torno al tratamiento preferente de aquellos personajes que continúan presentes en la historia luego de la desmembración de Colombia. En un ensayo que sólo pretende una aproximación a los orígenes del personalismo parece razonable una selección como la que se ha efectuado, pese a la estatura de los episodios en los cuales aparece Piar involucrado. De lo contrario se escribiría un volumen de nunca acabar.

275. Ver: Asdrúbal González, Manuel Piar, Valencia, Vadell Hermanos, 1988; Manuel Alfredo Rodríguez, Bolívar en Guayana, Ciudad Bolívar, Gobernación del Estado Bolívar, 1972; Yolanda Salas, Manuel Piar. El héroe de múltiples rostros, Caracas, Fundación de Etnomusicología y Folklore, 2004; Caracciolo Parra Pérez, op. cit.

276. Ver: Elías Pino Iturrieta, La mentalidad venezolana de la emancipación, op. cit.

277. «Manifiesto del Jefe Supremo a los pueblos de Venezuela», Cuartel General de Guayana, 5 de agosto de 1817, Doctrina del Libertador, p. 80.

278. Idem.

279. Ibid., pp. 83-84.

280. Ibid., 84.

281. Idem.

282. Idem.

283. Ibid., p. 85.

284. Ibid., p. 81.

285. Idem.

286. Idem.

287. Ibid., p. 82.

288. Citado por Parra Pérez, op. cit., p. 397.

289. «Exposición a la Convención Nacional de Ocaña», 25 de febrero de 1828, Las fuerzas armadas de Venezuela en el siglo XIX, Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, 1963, tomo 5, pp. 294-295.

290. Ibidem, p. 297.

291. Ibid., pp. 298-299.

292. En la antología documental Las fuerzas armadas en el siglo XIX, citada antes, abunda material sobre la estrechez de las milicias y sobre pagos pendientes. Los tomos 5 y 6 ofrecen abundantes testimonios. Ver también: Clément Thibaut, Repúblicas en armas, Colombia, Editorial Planeta, 2003.

293. Citado por Parra Pérez, op. cit., p. 406.

294. C. Thibaut, op. cit., p. 354.

295. Hans Joachim König, En el camino hacia la nación. Nacionalismo en el proceso de formación del Estado y de la Nación de la Nueva Granada, 1750-1856, Bogotá, Banco de la República, 1994, p. 379.

296. David Bushnell, El régimen de Santander en la Gran Colombia, Bogotá, 1966, p. 116.

297. Citado por Thibaud, op. cit., p. 355.

298. Exposición a la Convención…, pp. 277, 278.

299. Ibidem, p. 279.

300. «Oficio de Bolívar para Pedro Zaraza», Angostura, 11 de octubre de 1817, José Félix Blanco y Ramón Azpurúa, Documentos para la historia de la vida pública del Libertador, Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, 1983, tomo VI, pp. 81-82.

301. «Oficio de Bolívar para José Francisco Bermúdez», La Urbana, 21 de enero de 1818, Blanco y Azpurúa, op. cit., pp. 255-256.

302. Citado por Parra Pérez, op. cit., tomo III, p. 68.

303. «Correspondencia del Juez Municipal Juan José Páez para el comandante accidental», Valencia, 20 de septiembre de 1825, AGN, Guerra y Marina, tomo CI, folio 113.

304. «Carta de Cruz Carrillo a José Antonio Páez», AGN, Correspondencia al general José Antonio Páez, Puerto Cabello, 26 de diciembre de 1823, tomo VI, folios 249-250.

305. Ibidem, p. 69.

306. «Decreto de Simón Bolívar sobre el uso de insignias», Lima, 22 de febrero de 1825, Las fuerzas armadas de Venezuela…, tomo 5, pp. 17-18.

307. Ibidem, p. 387.

308. «Comunicación del Despacho de Marina y Guerra», Arequipa, 21 de mayo de 1825, ibidem, pp. 33-34.

309. Sir Robert Ker Porter, Diario de un diplomático británico en Venezuela, «Prólogo» de Malcom Deas, Caracas, Fundación Polar, 1997, p. 201.

310. Bushnell, op. cit., pp. 283-284.

311. Parra Pérez, op. cit., pp. 229-230.

312. Bushnell, op. cit., pp. 285-287.

313. «Oficio del coronel Mariano Montilla para el Libertador», Blanco y Azpurúa, op. cit., tomo VII, pp. 330-332.

314 «Carta del coronel José María Arguiendegui al Jefe del Estado Mayor del Departamento», Valencia, 25 de abril de 1826, AGN, Guerra y Marina, tomo CXV, folios 174-175.

315. Graciela Soriano de García Pelayo, op. cit., p. 56.

316. Idem.

317. Domingo Irwin G. Relaciones civiles-militares en Venezuela, 1830-1910 (Una visión general), Caracas, Editorial Litobrit, 1996, pp. 8-9.

318. Max Weber, «La disciplina y la objetivación del carisma», Rafael Bañón y José Antonio Olmeda (compiladores), La institución militar en el Estado contemporáneo, Madrid, Alianza Universidad, 1985, p. 71.

319. Ver: Inés Quintero, La criolla principal, Caracas, Fundación Bigott, 2005.

320. Parra Pérez, op. cit., p. 358.

321. Ibidem, pp. 359-360.

322. José Gil Fortoul, Historia constitucional de Venezuela, Caracas, Ediciones del Ministerio de Educación, Colección Obras Completas de José Gil Fortoul, 1954, tomo II, p. 266.

323 Ver, en especial: Juan Bautista Querales, «Estudio preliminar» a Repertorio histórico-biográfico del general José Tadeo Monagas, Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 1983, tomo I, pp. 79-81.

324. Tomás Polanco Alcántara, Páez, Caracas, Edición patrocinada por Cemex Venezuela, 2000, pp. 93 y ss.

325. Parra Pérez, op. cit., pp. 340-341.

326. Citado por Parra Pérez, ibidem, p. 306.

327. Citado por König, op. cit., p. 347.

328. «Carta de Simón Bolívar para el general Antonio Nariño», Barinas, 21 de abril de 1821, Simón Bolívar, Obras completas, Editorial Lex, La Habana, 1950, tomo II, p. 551.

329. «Carta de Simón Bolívar para Francisco de Paula Santander», San Carlos, 13 de junio de 1821, Bolívar, Obras…, tomo II, p. 565.

330. Ibidem, p. 566.

331. Sir Robert Ker Porter, op. cit., p. 163.

332. Ibidem, p. 286.

333. Ibid., pp. 286-287.

334. Ver mis monografías: «Casos de continuidad y ruptura: la crisis de la Gran Colombia», Historia general de América Latina, España, Ediciones UNESCO, 2003, tomo V; «Modernidad y utopía. El mensaje revolucionario del Correo del Orinoco», Ideas y mentalidades de Venezuela, Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 1998.

335. Ver: Pedro Cunill Grau, op. cit., tomo III, Bushnell, op. cit.

336. Citado por José Luis Busaniche, Bolívar visto por sus contemporáneos, México, Fondo de Cultura Económica, 1981, pp. 99-100.

337. George Laval Chesterton, «Peace, War and Adventure. Autobiographical Memoirs», José Luis Busaniche, op. cit., pp. 93-94.

338. Citado por Busaniche, op. cit., p. 117.

339. Citado por Busaniche, op. cit., p. 168.

340. La célebre pintura forma parte de la colección de la Casa Museo Quinta de Bolívar, en Bogotá.

341. Citado por Parra Pérez, op. cit., pp. 328-329.

342. Ker Porter, op. cit., p. 69.

343. Ibidem, p. 74.

344. Ibid., p. 98.

345. Ibid., p. 104.

346. Ibid., p. 424.

347. Idem.

348. Parra Pérez, op. cit., p. 432.

349. «Del Intendente de Venezuela para el Libertador Presidente», Caracas, 25 de abril de 1827, AGN, Guerra y Marina, tomo CXVIII, folio 186.

350. «Carta del Segundo Jefe al Señor Intendente Departamental», Caracas, 5 de junio de 1826, Las fuerzas armadas de Venezuela en el siglo XIX, tomo 5, pp. 132-133.

351. «Correspondencia del Secretario de Estado y General del Libertador para el General José Antonio Páez, Jefe Superior», Caracas, 18 de enero de 1827, Las fuerzas armadas…, tomo 5, p. 161.

352. «Representación de la Ilustre Municipalidad de Puerto Cabello para el señor Intendente», Puerto Cabello, 24 de agosto de 1824, AGN, Sección Gran Colombia, Intendencia del Departamento de Venezuela, tomo XIV, folios 463-464.

353. Ker Porter, op. cit., p. 86.

354. «Protesta de la Municipalidad de Caracas contra el procedimiento empleado para el alistamiento», Caracas, 16 de enero de 1826, Las fuerzas armadas de Venezuela…, tomo 5, pp. 62-63.

355. Ver, entre otros: Graciela Soriano de García Pelayo, Venezuela 1810-1830: aspectos desatendidos de dos décadas, Caracas, Cuadernos Lagoven, 1988; Eloy G. González, Dentro de la Cosiata, Caracas, Imprenta Nacional, 1907; José Gil Fortoul, Historia constitucional de Venezuela, Caracas, Ediciones del Ministerio de Educación Nacional, 1954.

356. «Correspondencia reservada para el Sor. Vicepresidente», Caracas, 16 de junio de 1827, AGN, Sección Gran Colombia, Intendencia del Departamento de Venezuela, tomo XXVIII, folio 14.

357. «Antonio Mansilla para el Vicepresidente de la República», Caracas, 25 de agosto de 1827, AGN, Sección Gran Colombia, Intendencia del Departamento de Venezuela, tomo XXXIX, folio 43.

358. Ker Porter, op. cit., p. 86.

359. Ibidem, p. 162.

360. Para este punto ver, de Caracciolo Parra Pérez, Historia de la Primera República, citada antes, y mi trabajo sobre La mentalidad venezolana de la emancipación.

361. Pueden verse adecuados resúmenes de sus biografías en el Diccionario de Historia de Venezuela de la Fundación Polar.

362. «Juicio contra Juan Nepomuceno Chávez, Tomás Lander y J. Díaz», Caracas, 10 de abril de 1824, AGN, Intendencia de Venezuela, tomo IX, folio 15.

363. Idem.

364. «Decreto del Jefe Superior, Civil y Militar de Venezuela», Caracas, 26 de octubre de 1829, Sociedad Económica de Amigos del País, tomo I, pp. 5-8.

365. Idem.

366. Hans König, op. cit., p. 373.

367. Ibidem, p. 374.

368. Sociedad Económica de Amigos del País. Memorias y estudios, Caracas, Ediciones del Banco Central de Venezuela, 1958, tomo I, p. 29.

369. Simón Bolívar, Obras completas, tomo III, pp. 165-166.

370. Para este punto ver mis trabajos: País archipiélago y Las ideas de los primeros venezolanos.

371. Ver: Tomás Polanco Alcántara, Páez, Caracas, Edición patrocinada por Cemex de Venezuela, 2000. Ramón Díaz Sánchez, Guzmán, elipse de una ambición de poder, Caracas, Ediciones Hortus, 1953.

372. Páez, Autobiografía…, tomo I, p. 171.

373. «Memoria para el P. Egecutivo», Caracas, 2 de julio de 1827, AGN, Sección Gran Colombia, Intendencia del Departamento de Venezuela, tomo XXX, folios 17-18.

374. «Comunicaciones retenidas por la Jefatura de Cantón», Caracas, 11 de noviembre de 1827, AGN, Sección Gran Colombia, Intendencia del Departamento de Venezuela, tomo XXXIX, folios 11-12.

375. Citado por König, op. cit., p. 399.

376. Pino Iturrieta, La crisis de la Gran Colombia, p. 176.

377. Citado por Parra Pérez, op. cit., tomo 4, p. 77.

378. Páez, op. cit., tomo I, p. 201.

379. Citado por König, op. cit., p. 401.

380. Ver: Elías Pino Iturrieta, «La crisis de la Gran Colombia», Historia General de América Latina, tomo V, p. 176.

381. Páez, op. cit., tomo I, p. 179.

382. Citado por Parra Pérez, op. cit., p. 338.

383. Ibidem, p. 342.

384. Ibid., pp. 343-344.

385. Ibid., p. 184.

386. Citado por Parra Pérez, op. cit., p. 349.

387. «Diálogo», La Aurora de Caracas, 6 de junio de 1826.

388. Citado por González Guinán, op. cit., pp. 81-82.

389. Ibidem, p. 76.

390. Ver el extenso y fundamental trabajo de Caracciolo Parra Pérez, La monarquía en la Gran Colombia, Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1957. Allí se examinan los numerosos avatares del proyecto colombiano que nuestro ensayo no debe examinar.

391. Citado por Pino Iturrieta, Ideas y mentalidades de Venezuela, 1998, p. 205.

392. Ibidem, p. 206.

393. «Congreso Constituyente», El patriota del Sulia, Maracaibo, 4 de mayo de 1829.

394. «Reflexiones de un colombiano», El patriota del Sulia, Maracaibo, 4 de mayo de 1829.

395. En el citado Diario de Ker Porter abundan los detalles sobre las reacciones que se suscitan en Caracas cuando Guzmán distribuye el proyecto de la Constitución de Bolivia.

396. «Discurso del Libertador ante el Congreso Constituyente de Bolivia», Simón Bolívar, Discursos, proclamas y epistolario político, Madrid, Editores Nacional, 1975.

397. Tomás Lander, «Reflexiones sobre el poder vitalicio que establece en su Presidente la Constitución de la República de Bolivia. La doctrina liberal», Pensamiento político venezolano del siglo XIX, Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, 1962, tomo 4, p. 37.

398. Ibid., p. 38.

399. Ibid., pp. 102-103.

400. Ibid., pp. 109-110.

401. Ibid., p. 110.

402. Idem.

403. «El voto de Manavi», El Fanal, Caracas, 10 de febrero de 1830.

404. «Cuestión importante», El Fanal, Caracas, 20 de febrero de 1830.

405. «Bolívar fuera de la ley», El Fanal, Caracas, 2 de marzo de 1830.

406. «Los editores», El Fanal, Caracas, 23 de marzo de 1830.

407. «Decreto Orgánico de 27 de agosto de 1828», Decretos del Libertador, Los Teques, Biblioteca de autores y temas mirandinos, 1983, tomo III, p. 138.

408. Ibidem, p. 142.

409. «Decreto del Libertador-Presidente sobre suspensión de las municipalidades de la República de Colombia», Bogotá, 17 de noviembre de 1828, Documentos para la historia de la vida pública…, tomo XIII, p. 207.

410. «Carta de un empleado de la Secretaría del Jefe Superior», Valencia, 17 de noviembre de 1829, Documentos para la historia de la vida pública del Libertador, vol. XIII, p. 706.

411. «Carta de Carlos Soublette para José Tadeo Monagas», Caracas, 18 de diciembre de 1829, Documentos para la historia de la vida pública del Libertador, tomo XIX, p. 43.

412. Citado por Páez, op. cit., p. 187.

413. Ibidem, p. 190.

414. Ibid., p. 192.

415. Ibid., p. 191.

416. González Guinán, op. cit., tomo I, p. 85.

417. La república divorciada de Colombia bajo la conducción de Páez se fundamenta en cánones clásicos del liberalismo: libertad de contratos, libertad de religiones, libertad de prensa, división de los poderes, eliminación de los fueros militar y eclesiástico, valoración del individuo y de sus derechos, publicidad sobre los beneficios del trabajo, valoración del comercio, alejamiento del Estado en el control de la economía, por ejemplo.

418. Cuando asciende a la Presidencia de la República Monagas impide las deliberaciones libres del Congreso, elimina las pautas liberales para el fomento de la economía, restringe la libertad de expresión, elige a su hermano como sucesor en 1851 y retorna al poder en 1855 para desconocer la Constitución fundacional de 1830, con el objeto de perpetuarse en el poder. Tal vez con mirar sus modestos orígenes de soldado nadie podía imaginar el personalismo exacerbado que llegó a encarnar.

Contenido
Confesión de intenciones
Personalismo y personalismos
La bendición de Dios
Las hazañas particulares
Un prólogo elocuente
De padres a próceres
Republicanismo y exclusión
El nuevo Cortés
La multiplicación de Monteverde
Aparte de Boves
Otros hombres de presa
Un jefe sin embarazos
Libertador y señor absoluto
El patriarca de Jamaica
«Sin verdadera cabeza»
El nacimiento de un jefe
Otros ambientes, otros jefes
La autonomía de acción
La revelación de las masas
Los republicanos ineptos
Mutaciones de un jefe popular
El sol de Colombia
«Jefeando» y subiendo
Una pugna con antecedentes
El que quiere y el que puede
«Exclusivamente el ejército»
Las tierras y el territorio
Cada quien en su reino
El arduo destino del republicanismo
Patriotas, pero no colombianos
El eclipse y una luz
El personalismo paternal
Bibliografía
Notas
Créditos

Personalismo y personalismos

¿Qué se entiende por personalismo? Acaso en un texto como el que se ha anunciado no convenga una definición rígida, sino, de momento, algo más comestible como la que aparece en el Diccionario de la Lengua Española. De acuerdo con una de las acepciones del vocablo ofrecida por la Real Academia, el personalismo es: «Adhesión a una persona o a las tendencias que ella representa, especialmente en política». Viene como anillo al dedo en un país que a lo largo de su evolución ha presenciado un interminable desfile de bolivarianos, paecistas, mariñistas, tadeístas, gregorianos, domingueros, ruperteños, guzmancistas, cresperos, araujistas, peñalocistas, ciprianistas, gomecistas, perezjimenistas y chavistas. Aun en el regazo de los partidos modernos, cuya plataforma pretendió separarse de la aberración caudillista a partir de la tercera década del siglo XX para cambiar las determinaciones individuales por una trama ideológica y por una organización sujeta a dicha trama, han abundado las facciones relacionadas con el influjo de un líder o con lo que pudiera personalmente representar: romulismo, calderismo, herrerismo, carlosandresismo o perecismo…, por ejemplo. En cualquiera de los predicamentos la denominación refiere a un individuo capaz de encarnar las aspiraciones de grupos grandes y pequeños, a veces diminutos pero en ocasiones multitudinarios, por encima de las necesidades más evidentes de la sociedad y de lo que se haya discernido en una organización política, en las universidades, en los gremios, en el interior de una asociación de intelectuales, desde la perspectiva de los grupos de presión y también en los acuerdos de las legislaturas.

El personalismo político hispanoamericano del siglo XIX, para captar las dificultades que se deben sortear en el análisis y la necesidad de cautelas metodológicas. Hay, en todo caso, expresiones nacionales o desarrollos específicos que pueden emparentarse con evoluciones genéricas pero que están marcados por el sello de la singularidad. De allí la existencia de un personalismo hispanoamericano diferente del europeo o del asiático, como apunta la autora, y expresiones dentro de nuestro continente que hacen del asunto una diversidad de objetos cuyo conocimiento debe iniciarse en lo particular para registrar más tarde los nexos con una forma política de mayor amplitud y tal vez incumbente a la humanidad entera.