Su tiempo no atendía a horas ni a minutos, sus días estaban coloreados con las diferentes gamas de ceras de colores que tenía en su estuche, con los que pasaba las tardes dibujando para evadirse del desaliento y la soledad que permanecía en cada esquina de su casa.
Violeta era una niña creativa, sensible, reservada y misteriosa. Repleta de cualidades que ilustraba en cada uno de sus dibujos; sin embargo, se encontraba triste...
Su madre, preocupada por ver a su hija apagada, le preguntaba constantemente qué le pasaba, pero Violeta evadía las respuestas y mostraba a su madre la cantidad de dibujos que hacía cuando llegaba del colegio. La madre ignoraba lo que para ella eran solo garabatos.
Pasaban los días y Violeta seguía apenada; entonces su madre decidió comprar un montón de juguetes para ver a su hija sonreír, pero Violeta, haciendo caso omiso a los mismos, prefirió usar sus pinturas para seguir proyectando nuevas vivencias.
Los días seguían pasando para Violeta. Durante el día estaba en el colegio, y por las tardes se encontraba sola. Su padre se había ido de casa sin dar explicaciones, su madre trabajaba hasta altas horas, y su abuelo se encargaba de ir a recogerla y estar con ella hasta que llegase su madre del trabajo. Un día su abuelo encontró un anuncio en el periódico donde se anunciaba un concurso de dibujos infantiles, y decidió contárselo a su nieta para que se presentara. Violeta, sorprendida ante esa nueva noticia, se sintió tremendamente valorada e ilusionada, abrazó a su abuelo y sin pensárselo dos veces decidió presentarse.
A los pocos días de acudir llamaron a su casa y le comunicaron que había sido seleccionada como posible ganadora. Violeta, contenta y emocionada, se puso su vestido preferido y acudió al acto acompañada de su madre y su abuelo.
Cuando mostraron su dibujo, la gente se quedó sorprendida. Era un dibujo surrealista, con tonos azulados, negros, un sol verde de gran tamaño y la silueta de su padre coloreada de color violeta. El jurado, antes de seleccionarla como ganadora, le preguntó las razones por las que había pintado ese dibujo. Violeta, conmocionada, con voz temblorosa y lágrimas en los ojos, dijo:
El público y el jurado, con lágrimas en los ojos, realizó una larga ovación y le nombro ganadora.
Su madre abrazo a Violeta y dijo:
Finalmente, Violeta fue ganadora y respondió:
Y es a partir de ese momento cuando los adultos pudieron comprobar la cantidad de emociones que se esconden en cada uno de los diferentes garabatos, con los que los niños revelan sus emociones.
Son herramientas de evaluación psicológica, que permiten al sujeto conocer aspectos de su personalidad a través de los dibujos. Los dibujos son la expresión simbólica e inconsciente de nuestras emociones.
Nos permiten conocer el estado emocional de un niño o de un adulto.
Dichas técnicas se han utilizado principalmente en psicología, pedagogía, criminología, por maestros, médicos, peritos judiciales, educadores sociales, recursos humanos, etc.
Aunque casi todo el mundo cree que solo se utiliza con niños, son técnicas valiosas en adultos.
«Cada niño es un artista, el problema radica en cómo seguir siendo artista al crecer. Pablo Picasso
Las técnicas proyectivas se han usado principalmente en los niños, ya que a través del dibujo manifiestan la creatividad, las emociones y plasman todo aquello que sienten o imaginan.
Los dibujos infantiles son los trazos más puros, libres, creativos e instintivos.
Los niños necesitan crear y perderse en su fantasía, y a través de los dibujos encuentran el modo de manifestar el inconsciente sin apenas darse cuenta.
Es importante conocer la edad del niño que dibuja, ya que no podemos analizar del mismo modo el dibujo de un niño de nueve años que el dibujo de un niño de tres años. La destreza gráfica y la psicomotricidad son puntos a tener en cuenta a la hora de hacer un informe de técnicas proyectivas gráficas.
El folio debe entregarse en blanco y de manera neutra, sin condicionar su orientación, la cual decidirá libremente el niño.
El tipo de útil debe ser lápices de palo o ceras, pero debemos evitar rotuladores. Los colores se deben poner en la mesa y dejar que el niño los escoja o no, de manera libre. (En el caso de los niños es frecuente que quieran colorear).
Otra peculiaridad importante a la hora de analizar los dibujos infantiles es preguntar al niño si el dibujo que ha hecho lo ha ejecutado de manera libre o lo ha hecho por algo en concreto. No debemos olvidar que los niños son esponjas, y es frecuente que plasmen cosas que han podido ver antes. Por ejemplo, si un niño hace el dibujo de una persona desnuda y nos dice que lo ha hecho porque ha estado en una playa nudista y ha visto gente desnuda, no es un caso alarmante, pero si nos dice que lo ha hecho porque en su casa le han hecho desnudarse, sí que debemos indagar más sobre el dibujo en cuestión, por si podemos encontrarnos ante temas más serios, como abusos sexuales. Por lo tanto, cuando encontremos algún rasgo, uso de color poco frecuente o trazos que no son habituales a su edad, siempre es necesario cuestionarles.
Debemos tener en cuenta cada verbalización que haga el niño mientras dibuja, el tiempo que tarda en hacerlo, si borra mucho, repite el dibujo, etc.
Es aconsejable crear un clima agradable, poner varios colores sobre la mesa y tratarles de manera cercana. Jamás debemos infravalorar los dibujos infantiles; es bueno observarles, hablar con ellos, jugar y motivarles para que se vayan abriendo a dibujar y expresar sus emociones.
«Durante mi infancia solo ansié ser amada. Todos los días pensaba en cómo quitarme la vida, aunque en el fondo ya estaba muerta; solo el orgullo me salvó». Gabrielle Coco Chanel
Si los dibujos infantiles nos permiten conocer el estado emocional de los niños, en el caso de los adultos son una vía que nos permite indagar sobre su pasado. La infancia es la etapa con la que iniciamos nuestras primeras pisadas, época de gran relevancia en la formación de nuestro carácter, autoestima, emociones, miedos, etc. Las enseñanzas y valores que recibimos, todo aquello que vemos en nuestros padres, profesores o cualquier adulto que forme parte de nuestros primeros años de vida, son relevantes.
En nuestra niñez hemos podido vivir determinadas experiencias que no recordamos actualmente, y que son el fruto de muchos de los temores a los que nos enfrentamos en la edad adulta, así como problemas que arrastramos y de los que no somos conscientes. Por lo tanto, aunque las técnicas proyectivas se utilizan principalmente en niños, no debemos olvidar que en el caso de los adultos adquieren un papel de gran interés para conocer e indagar en aquellas experiencias que nos definen y que son de gran valor.
Los dibujos en la edad adulta se convierten en un camino de autoconocimiento que nos reconduce a aquellas experiencias gozosas o traumáticas que forman parte de nuestra infancia. Es un modo de despertar a ese niño que todos llevamos dentro y que no debemos abandonar, porque es el motor que nos impulsa a cumplir sueños.
Es importante conocer de nuevo la edad del adulto para saber el nivel de psicomotricidad.
Se debe preguntar su profesión o aficiones, ya que si estamos analizando a un sujeto que sea artista o le guste dibujar, nos encontraremos con trazos diferentes que condicionarán el análisis.
Aquí, de nuevo se debe entregar un folio en blanco de manera neutra.
El uso del color en el caso de los adultos suele ser menor, pero se deben dejar a mano de la persona para que los utilice si lo desea.
En el caso de los adultos, es muy habitual que verbalicen y critiquen sus dibujos por falta de costumbre. Todas esas manifestaciones, tachones o expresiones que manifiesten, debemos escucharlas, porque nos darán pistas sobre su estado emocional.
Generar un clima agradable y de confianza, aunque en el caso de los adultos encontraremos una intención más consciente, a diferencia de los dibujos de los niños, que por lo general tienen mayor facilidad para mostrarse de manera transparente e inocente.
La única persona con la que deberías compararte es con la persona que eras ayer. Esa es la persona a la que debes superar y en la que debes fijarte para ser mejor
Sigmund Freud
No puedo hablar de la manera en la que proyectamos nuestro inconsciente a través de los dibujos, sin antes mencionar a Sigmund Freud, padre del psicoanálisis y una de las figuras más relevantes del siglo XX. Es importante, antes de adentrarme en la interpretación de un dibujo, conocer las teorías psicoanalistas. Tener una base de los tres elementos básicos de la personalidad y conocer las etapas psicosexuales del desarrollo humano, son pistas clave para conocer el «yo infantil» y todas esas emociones que empapan y condicionan nuestro carácter.
Freud describió tres elementos básicos de la personalidad:
Los dibujos más inconscientes son los garabatos que se realizan en los cuatro primeros años de vida.