Índice

Prólogo

Introducción

1. Desafíos de la sociedad armoniosa y las nuevas políticas

2. La transición a una economía de mercado en China

la vida latente del comercio en china

el surgimiento y la consolidación del mundo empresarial

trabajadores y migración

desarrollo agrícola

financiamiento y desarrollo

pobreza y desigualdad en china

desafíos del modelo económico

3. La persistencia del autoritarismo político en China

del imperio al sistema autoritario socialista

transición a un sistema corporativista

4. La cuestión étnica

la unidad a toda costa

el tíbet

la minoría uigur en la región de xinjiang

5. China en el mundo

las relaciones entre china y estados unidos.

las fuentes de conflicto y la cooperación

las relaciones entre china y japón. amigos y rivales por miles de años

las relaciones de china con américa latina

Epílogo

Anexo 1

lista de entrevistas realizadas en beijing, entre febrero y mayo de 2008

Anexo 2

los personajes de beijing

3. LA PERSISTENCIA DEL AUTORITARISMO POLÍTICO EN CHINA

del imperio al sistema autoritario socialista


El profesor Ross Terril, un especialista muy reconocido en los estudios sobre China, ha afirmado que el triunfo del Partido Comunista en 1949 hizo retroceder la tendencia hacia el desarrollo de una sociedad civil autónoma y restauró el patrón tradicional de las relaciones Estado-sociedad en el cual la sociedad está casi totalmente subordinada al Estado. No hay espacio para las organizaciones independientes o ideas fuera del ámbito de la centralización del partido-Estado.[116]

Otra tradición que se quiso enterrar y se revalorizó por Mao consistió en reasignar el papel del confucianismo en el nuevo estilo de gobernar. Mao, quien había sido un gran crítico de Confucio, replicó el papel estructural del confucianismo en la política china. El Estado que configuró Mao exhibe una actualización del flujo y reflujo entre el confucianismo (normas para el comportamiento de la gente) y el legalismo (modos de control desde la cima del poder, y que posteriormente vamos a definir). Bajo Mao el confucianismo fue suplantado por el “pensamiento maoísta”. Así como en el pasado las ideas de Confucio y Mencio habían sido esenciales en la edificación ideológica del imperio chino, el pensamiento de Mao instauró una moral para guiar la conducta social del pueblo a partir de 1949.

China permanece como “una civilización que pretende ser una nación”, en la frase de Lucian Pye. La estructura imperial cayó con el fin de la dinastía Qing en 1911-1912; sin embargo, sus componentes no desaparecieron totalmente. Un imperio no es simplemente un reino extenso y esparcido sobre amplias poblaciones. Como una construcción política, es por naturaleza represivo, ya que requiere mecanismos o mitos para mantener unidas a diversas culturas. En cierto sentido, la República Popular de China es el último gran imperio multicultural que queda. Sin embargo, que China sea imperial no significa que va a eclipsar a Estados Unidos y dominar el mundo. Por el contrario, Ross Terril piensa que el régimen de Beijing es bastante poderoso en lo interno, pero bastante débil en el escenario global.[117]

En la actualidad el partido-Estado chino ha seleccionado a su pasado chino para acomodarlo a sus propósitos autoritarios. La respuesta a los problemas clave de gobernabilidad ha sido plantear como prioridad “estabilidad y unidad”. En una palabra, reprimir cualquier actividad o pensamiento que sea heterodoxo a la autoimagen del Estado chino.

Los rasgos esenciales del nuevo imperio chino son tres: su fuerza motora viene de arriba y no de abajo; se ve a sí mismo como el guardián de la verdad, y cualquier compromiso que realiza con otras grandes potencias es de naturaleza táctica, no basado en la aceptación de compatibilidad moral entre China y el mundo de estados soberanos.

Tres rasgos del Estado chino están mal acomodados con los cambios de la economía y la sociedad.


1] El partido-Estado dirigente es un proyecto desde el poder, que ve su legitimidad proveniente de un mandato histórico, así como los mandatos dinásticos venían del cielo.

2] El segundo rasgo es la fusión del poder y la doctrina. Aquí la premisa principal es que la existencia de un universo moral único en China y su expresión discursiva tiene su epicentro en el partido-Estado. Por lo tanto, cuando la verdad y el poder vienen de una sola fuente, a la sociedad le falta espacio para expresarse libremente.

3] Finalmente, el partido-Estado es inhábil para valorar lo individual.


La cuestión fundamental es si China podrá evolucionar de este Estado autocrático, o si vendrá un colapso, tal como aconteció con el sistema imperial en 1911-1912. Una visión general entre los sinólogos occidentales es que si Beijing puede manejar gradualmente su evolución hacia formas más liberales no habrá problema. Sin embargo, en la historia de China ningún régimen ha cedido el poder sin baños de sangre, y Ross Terril no cree que el régimen del pcch será el primero.[118] Una caída del régimen comunista parece probable debido a que el corazón leninista del sistema no ha cambiado desde que éste fue construido por Mao en Yanan, hace seis décadas.[119]

Beijing está tratando de hacer algo imposible —combinar una economía de mercado con el paternalismo comunista— y esto no podrá seguir adelante. Es un error hablar de la reforma económica y la política como si fueran dos agendas separadas. Una economía planeada es producto de un cierto sistema político.

A la pregunta de que si China era un imperio dominante o era un actor vacilante en un juego con otros serios protagonistas, se puede responder que en los tres mil años de duración de este imperio, desde la dinastía Zhou (1027 a.C.) hasta la caída de la dinastía Qing, en 1911-1912, en algunas ocasiones China fue un imperio y en otras un país. Una explicación para entender la maduración de este imperio y su larga duración fue la ausencia de presión del lado marítimo. Como sabemos, no sería sino hasta la llegada de los portugueses a Macao, a principios del siglo xvi, que comenzó la presión europea para la apertura de China.

En la historia del arte de gobernar de China el confucianismo tuvo un papel importante en simbiosis con su némesis, la filosofía de la realpolitik del legalismo. El resultado fue una brillante tradición en el manejo del Estado. Los padres del legalismo fueron Han Fei (280-233 a.C.), Shang Yang (385-338 a.C.) y Li Si (280-208 a.C.). El legalismo consistió en las “técnicas de un Estado burocrático totalitario”. Así, la piedra angular de la política china y una razón clave de su larga duración, fue el no fácil matrimonio del confucianismo y el legalismo.[120]

El legalismo enseñó a los monarcas por qué y cómo deberían gobernar. El confucianismo ofreció un complemento: su doctrina instruía a la gente sobre “por qué y cómo los súbditos debían obedecer a los gobernantes” y en caso extremo enseñaba la posibilidad de derrocar al emperador. El poder comunista en realidad ha alargado la vigencia del confucianismo y el legalismo, y así estas ideologías han continuado desempeñando un papel destacado en la dictadura comunista implantada desde 1949. La llamada “sociedad armoniosa” propuesta por Hu Jintao en 2004 debe ser vista en estos términos, es decir, como una política estatal en el sentido de hacer valer los valores de estas doctrinas del pasado que generan una poderosa legitimidad a los gobernantes chinos.

Una razón importante de la persistencia de estos valores en la política china es que el emperador, “el hijo del cielo”, no era un fanático. Su interés residía en el manejo del Estado y no en lo sobrenatural. El imperio chino perduró porque cultivó el secreto de la estabilidad.[121] Las reformas y las políticas que aplica el gobierno chino en la actualidad buscan precisamente mantener la estabilidad social y política; incluso cuando se recurre al uso de la represión, como sucedió en la plaza Tian’anmen en 1989, o frente a las rebeliones del Tíbet o del Xinjiang recientes, se hace en gran parte para mantener la estabilidad y evitar la independencia política de cualquier tipo de movimiento en China.

Es interesante destacar que, cuando se compara a China con Europa, el pasado físico de la gloria china, como ruinas, templos y palacios, es reducido frente a los testimonios físicos del pasado medieval o renacentista europeo. Sin embargo, la forma de gobernar, pensar y comportarse del pasado chino todavía se vive en ese país. Por eso Terril afirma “El imperio chino era —y es— de forma sustancial un imperio de la imaginación”.[122]

En las dinastías imperiales los problemas de legitimidad y sucesión al poder político fueron los dos conflictos fundamentales de la política china. Por eso la principal enseñanza de Mencio, que consistía en indicar que un mal gobernante debería ser derrocado, adquirió relevancia. El mandato del cielo no indicaba en lo absoluto con anticipación quién debería ser apoyado y a quién oponerse. Geming, en chino, o kakumei, en japonés, está conformado por dos símbolos que se han traducido como “revolución”, pero su traducción literal es ”quitar el mandato”.[123] Por eso se puede afirmar que un siglo después del fin de la última dinastía China es todavía una combinación de civilización, imperio y nación.[124]

Las tres razones por las que cayó la dinastía Qing (1644-1912):[125]


1] por primera vez tuvo que enfrentar un desafío por mar; y no estaba preparada ni tenía la experiencia:

2] tenía una mentalidad estrecha y condescendiente hacia el mundo no chino;

3] el sistema chino, que había tenido periodos de flexibilidad e inventiva, se hizo rígido y carente de emprendedurismo.


Los manchúes (Qing) no podían transformarse en 1911 en una monarquía constitucional como Japón, pues eran un poder extranjero y no representaban el nacionalismo chino. Además, convertirse directamente en una república, sin una transición de la autoridad tradicional a una institución moderna, era un desafío mayor. Como sabemos, se intentaron reformas en la última etapa de esta dinastía, que fueron finalmente rechazadas (la llamada reforma de los 100 días de 1898) y las que se asumieron después fueron impuestas ya muy tardíamente, cuando el final del imperio era inminente.

Después de la caída de esta dinastía, la inestabilidad política de China fue una constante prácticamente hasta el triunfo de los comunistas, en 1949. En los 12 años después de la muerte de Yuan Shi-kai, que gobernó China entre 1913 y 1915, la nación tuvo nueve cambios de gobierno, 24 cambios de gabinete y 26 primeros ministros. Esta experiencia condujo hacia la idea de que China debería tener un Estado fuerte.[126]

Como hemos señalado, aun antes del arribo de los comunistas al poder la economía en China tenía una fuerte presencia estatal. Después de 15 años del gobierno de Chiang Kai-Shek más de la mitad de la industria en el territorio gobernado por Chiang era propiedad del Estado. Tanto Sun Yat-sen como Chiang habían aprendido de la Unión Soviética, y de Lenin mismo, cómo construir un partido-Estado.[127]

El cambio del Partido Comunista, de movilizar la energía revolucionaria de las ciudades al campo y del liderazgo político cosmopolita al de Mao, basado en la fuerza rural y justificado en términos estratégicos, fue un paso que alejó la esperanza de construir un moderno Estado nacional en China.

Desde fines del siglo xix China se deshizo más de su pasado de lo que lo había hecho Japón bajo el proyecto Meiji. Sin embargo, después del fracaso del comunismo soviético y la caída del muro de Berlín, Deng y Jiang —los líderes de la época posMao— trataron de corregir el camino de la transición china por razones prácticas y emocionales. En particular, el colapso de la URSS requirió que Beijing manufacturara una nueva legitimidad dentro de China para remplazar la que provenía de la Revolución bolchevique.[128]

De ahí, entonces, pensamos que proviene la búsqueda de la nueva legitimidad de los gobernantes chinos, por resultados, principalmente económicos, y a través de una administración eficiente.

Un aspecto muy importante del mantenimiento del control y el orden político del sistema socialista, y que se ha mantenido, es el control que ejerce el gobierno sobre cualquier movimiento social no autorizado, expresiones de sociedades religiosas y en general sobre la prensa y los medios de comunicación.[129] Beijing utiliza esencialmente un sistema de control psicológico que descansa de modo fundamental en la autocensura del pueblo chino.[130] Esto ha sido igualmente válido para el control de las nuevas formas de comunicación e información, como el Internet, en China.

El uso de Internet probablemente va a consolidar el régimen autoritario de China, más que socavarlo. Esto puede ser así porque el autoritarismo desempeña un papel crucial en el curso del desarrollo de Internet y en condicionar las formas de su uso por parte de la sociedad y de los actores políticos y económicos.[131]

El Estado también se ha beneficiado del surgimiento de la sociedad de la información. El rápido desarrollo de las tecnologías de información puede mejorar la legitimidad del Estado debido a que las mismas fortalecen el desarrollo económico sostenido. Además, en cierto grado, la gobernabilidad es materia de información.

El verdadero control sobre los medios lo ejerce el Departamento de Propaganda del Partido Comunista de China, bajo la regla conocida de que los medios de información deben adherirse ideológicamente a la línea del partido, propagar sus mensajes y obedecer sus políticas.

El departamento de propaganda del pcch naturalmente ha expandido su jurisdicción al Internet. Sin embargo, existen otras autoridades administrativas incorporadas para el control y administración, tales como el Ministerio de Seguridad Pública y la Oficina del Servicio Secreto del Estado. La responsabilidad de estos órganos de algún modo se traslapa y se entreteje. El msp y la oss tienen amplios poderes administrativos y cuasi judiciales sobre el Internet.

Recientemente se ha creado un nuevo órgano llamado Grupo Líder para la Información del Estado, compuesto por seis políticos senior, 24 comisiones, así como diversos ministerios y agencias gubernamentales. Este grupo está por encima de los otros órganos y dicta las políticas de información.[132]

Hay censura de Internet en China y ésta opera para prohibir que la red sea utilizada para difundir o discutir cualquier información que sea considerada “secreto de Estado”. Éste es definido por la ley sobre los secretos de Estado, en la que se afirma que un secreto de Estado es aquel que se relaciona con la seguridad nacional. La gente puede ser incriminada legalmente por el envío de correos a disidentes en el extranjero o a organizaciones que abogan por la democratización de China. Existe evidencia de arrestos por cometer delitos de Internet.[133]

Un ejemplo de la censura de Internet sucedió en marzo de 2008. En esa fecha tuvo lugar el levantamiento en el Tíbet contra el gobierno chino, reclamando su autonomía. Dentro de China no se podía tener acceso a ninguna noticia sobre Tíbet que no fuera conveniente a la versión oficial. Así que durante ese tiempo había que conformarse con la lectura de la prensa y la televisión, que llenaron el espacio con programas sobre Tíbet que apoyaban la posición oficial del Estado sobre este conflicto. La censura fue absoluta y se impidió tener una visión equilibrada y plural de este levantamiento.

Antes, en septiembre del año 2005, se agregaron más reglas para la administración de los servicios de información de las noticias de Internet. Éstas fueron dos reglas más para prohibir la difusión de contenidos en Internet: 1] información que incite a asambleas ilegales, manifestaciones, marchas o reuniones para provocar disturbios del orden público, y 2] difundir información en nombre de organizaciones civiles ilegales. Son consideradas ilegales cuando no tienen el registro de algún órgano público de China.[134]

Se han dado algunos arrestos de propietarios de sitios de la red, así como bloqueos a sitios extranjeros. Por ejemplo, Google estuvo bloqueado por varias semanas en agosto de 2002, y un estudio asevera que China ha construido el sistema más sofisticado de filtro de Internet (censura) en el mundo.[135] Se menciona la posibilidad de que Google, Yahoo, Cisco y Microsoft hayan ayudado al gobierno chino en la tecnología para el control y la censura en la red a cambio de contratos.

De acuerdo con el profesor Zheng, existe en China una crisis de confianza en las instituciones públicas. Entre las causas más importantes está la corrupción entre los cuadros del partido y los funcionarios del gobierno. Además, la desconfianza en las instituciones públicas es también el resultado de que China no sea todavía un país gobernado por las leyes.[136]

En China la conciencia cívica ha llegado a tener desconfianza en las instituciones públicas. En un sistema autoritario, las instituciones públicas son usualmente establecidas e impuestas desde arriba. Los individuos no tienen derechos para tomar parte en el proceso de formación institucional. Sin embargo, el Internet socava el monopolio de la información que tiene el gobierno chino. La cultura digital que se ha ido extendiendo en China es muy significativa para la liberación política, e Internet ayuda a construir una conciencia cívica para esta liberalización. Una vez que el monopolio de la información llega a ser imposible, el régimen tiene que ajustar su vieja política y prácticas políticas de acuerdo con los cambios que demanda la realidad social. La lucha en el espacio digital por una mayor libertad y autonomía de los ciudadanos chinos será una de las fuerzas motrices del progreso político en China.[137] Según la opinión de la revista inglesa The Economist, las fuerzas del mercado terminarán por imponerse a la censura y las restricciones en Internet por el gobierno chino.[138]

5. CHINA EN EL MUNDO


Es ya casi un lugar común decir que las relaciones exteriores modernas de China se inician con la guerra del opio frente a Inglaterra, que finalizó en 1842 con el tratado de Nanjing, por el que China tuvo que ceder Hong Kong y realizar una serie de concesiones comerciales y políticas que más tarde se extendieron a todas las potencias occidentales. En 1895 China perdió otra guerra importante, ya no contra una potencia occidental, sino frente a Japón, una derrota muy traumática para la dinastía Qing, por la que tuvieron que ceder Taiwán, que permaneció como una colonia japonesa hasta 1945. Japón y Estados Unidos —este último utilizando la política de “puertas abiertas”— buscaron y lograron remplazar el liderazgo de las potencias europeas en China. De este modo, la inserción de China en el mundo, especialmente en el siglo xx y lo que va del xxi, debe ser encarada principalmente dentro del juego complejo de estas fuerzas poderosas de contención, cooperación y competencia que han significado sus relaciones con Estados Unidos y con Japón, principalmente.[213]

Según Ross Terril, los objetivos de política exterior de China serían apuntalar la estructura de partido-Estado; construir riqueza y poder bajo el modelo mercantilista; ser visto como un igual de Estados Unidos; hacer pensar que Estados Unidos y el mundo necesitan a China más que este país a ellos y suplantar a Estados Unidos como la fuerza motriz en Asia.[214] Según este mismo autor, son tres los valores que utiliza China en política exterior: el revanchismo; el estilo tradicional para maximizar su influencia en los asuntos internacionales, y una búsqueda de renovación de su legitimidad.[215]

Lo que se ha visto desde 1949 es que la política exterior de China se adapta según cambian las circunstancias internas e internacionales. En la actualidad su política internacional es más moderada, ya que depende de fuerzas que están más allá de su control.[216] Al considerar la política exterior de China se dice que se podría hablar de dos tesis sobre la forma en la que se expresa esta política: por un lado, se afirma que existe una política de largo plazo, coherente y firme de China; por otra parte, se dice que la política exterior de China ha sufrido en realidad cambios y adaptaciones según las condiciones nacionales e internacionales.[217]

Para el grupo de los especialistas del Council on Foreign Relations de Washington reunidos para elaborar un reporte sobre China en el año 2007, este país está llevando a cabo su política exterior basado más en el pragmatismo que en los principios, y su integración en el mundo contemporáneo está enfocada a tres grandes objetivos:[218]


1] Construir relaciones cooperativas con Estados Unidos y prevenir el surgimiento de una alianza de países contraria a sus intereses estratégicos.

2] Mantener una zona de paz en sus límites geográficos que le permita llevar a cabo su agenda interna, así como expandir su influencia regional.

3] Asegurar y diversificar el acceso a recursos naturales necesarios para mantener su crecimiento económico.


Para el profesor Chengqiu Wu las tensiones internas de China —o lo que se podría caracterizar como la “inseguridad del régimen”— crean condiciones para la cooperación internacional a fin de reducir estas tensiones y problemas de carácter interno. Estas tensiones se pueden dividir en tres problemas fundamentales que enfrenta China en el entorno nacional: un sistema político autoritario, una geografía étnica compleja, y la transformación social que alimenta toda una serie de conflictos nuevos.[219]

Con respecto a la primera tensión, o sea la cuestión del sistema autoritario, se señala que el Partido Comunista monopoliza el poder y que en medio de los cambios hacia una economía de mercado encuentra un gran desafío al tener que manejar a millones de sus cuadros e impedirles realizar actos corruptos. Asimismo, la sociedad china está reclamando mayor transparencia y democracia como efecto de lo que ve en el mundo globalizado. La segunda tensión está vinculada al tema de las minorías; igual que la Unión Soviética, China heredó su geografía étnica de su antecesor imperial, la dinastía Qing, y quiere evitar el camino de la desintegración. Finalmente, el desarrollo económico ha dado lugar a una serie de conflictos sociales que amenazan la estabilidad política. Como un resultado de la presión originada por los cambios de la modernización en el pueblo chino, los conflictos sociales se han incrementado de 8 700 en 1993 a más de 90 000 por año desde 2006.[220]

Una consecuencia de la inseguridad del régimen chino en el contexto internacional ha sido el énfasis en dirigir su política exterior en sus relaciones con Estados Unidos, que sería el país que tiene el potencial de representar un serio desafío a su estabilidad, ya que ha sido el principal crítico de su sistema político autoritario, de las violaciones a los derechos humanos y de sus políticas étnicas.

En conclusión, China adopta un enfoque cooperativo con Estados Unidos, que es el país que representa la mayor amenaza a su legitimidad y estabilidad; busca alianzas con países que rivalizan con aquél, que es su principal amenaza, y evita conflictos con aliados del país que es su principal amenaza; finalmente, participa de manera activa en la instituciones internacionales.[221]

¿Quién o cómo se toman las decisiones en materia de política exterior en China? En general se puede decir que los especialistas chinos y extranjeros coinciden en considerar el papel decisivo que desempeña el líder superior de la burocracia política china en la toma de decisiones referentes a la política exterior de este país. Mao Zedong, Deng Xiaoping, Jiang Zemin, desempeñaron ese papel en el pasado, y ahora es llevado a cabo por Hu Jintao, quien es el secretario general del Partido Comunista y presidente del gobierno, así como coordinador de la comisión central militar. Sin embargo, se puede afirmar que Mao y Deng fueron muy fuertes, decididos a guiar de manera unívoca la política exterior de China, mientras que Jiang y Hu han sido mucho más cuidadosos y participativos en la toma de decisiones de la política exterior de China. Hu Jintao le ha dado mucho peso a todo el politburó para la toma de decisiones en política exterior. Además, el liderazgo de Hu Jintao en política exterior lo ejecuta tomando en consideración a un grupo de especialistas en asuntos exteriores diseñado para estos fines, constituido por los líderes políticos principales, el Ministerio de Asuntos Exteriores, el Ministerio de Defensa y los órganos de seguridad del Estado. Hay otro grupo similar que funciona para los asuntos económicos.[222]

Por otro lado, una singularidad de la emergencia de China como poder mundial tiene que ver con los cambios geopolíticos de la propia región asiática, en la que tendrán que acomodarse tres grandes potencias. Asia está dividida, y el proceso de rápido crecimiento económico va a dividir todavía más a la región en términos políticos. El surgimiento de Asia no va a colocarla en una ruta de choque con Occidente y a sustituir su poder en la región de Asia. Más bien vamos a ver una situación en la que Asia se va a enfrentar a Asia. Es la primera vez en la historia que habrá tres países poderosos a la vez en Asia: China, India y Japón. No importa si son afines o compatibles, lo que no es en todo caso cierto.[223]

Sin embargo, más que un enfrentamiento entre estas potencias asiáticas, lo que se está viendo son cambios entre ellas para ajustar sus visiones y adaptarse a esta nueva realidad. Las relaciones entre China y Japón serán tratadas más adelante, pero con respecto a la India se puede decir que China ha lanzado una política de acercamiento para distender y crear un nuevo marco de cooperación con este gran país. Lo anterior ha quedado de relieve en los últimos años. En 2003 el primer ministro de la India visitó China por primera vez desde 1993 y Wen Jiabao ha visitado la India en 2005 y a fines de 2010. El presidente Hu visitó la India en 2008, y durante esta visita quedaron planteadas las intenciones de cooperar en las áreas de energía, tecnología espacial y nuclear. Por otra parte, la visita del primer ministro Wen, a fines de 2010, es relevante, pues vino a recomponer una etapa de déficit de confianza de parte de China como producto de lo que se piensa podría ser una alianza de la India con Estados Unidos. Además de revisar una serie de temas vinculados a las cuestiones de disputas fronterizas, de defensa y comerciales, la visita sirvió para expresar la voluntad de China de cooperar con India.[224]

las relaciones entre china y estados unidos. las fuentes de conflicto y la cooperación


En la escala de apreciación de sus intereses mundiales los dirigentes chinos consideran las relaciones con Estados Unidos de primera magnitud, y no hay nada que pueda rivalizar en este orden de prioridades con el reto que estas relaciones representan para su estabilidad interna y el desarrollo de sus intereses en el campo de las relaciones internacionales. Las relaciones entre China y Estados Unidos han estado determinadas por una serie de conflictos, especialmente desde el triunfo comunista, en 1949, hasta fines de la década de 1960, y el cambio de orientación hacia la cooperación, a partir del restablecimiento de relaciones bilaterales de China con Estados Unidos en la década de 1970 del siglo pasado, y de que China inicia sus reformas económicas de mercado, en 1978.

Para tener una idea más coherente y entender las características principales de estas relaciones, pensamos que es importante rescatar lo que podríamos llamar los legados y las enseñanzas de las relaciones entre China y Estados Unidos, para entender el presente y hacia dónde podrían evolucionar en el futuro.

Para Estados Unidos China siempre ha sido el objetivo principal de sus relaciones en toda Asia. Debemos recordar que la famosa apertura de Japón que lograron en 1853 con los barcos del comodoro Perry tenía como función principal utilizar a este país para la penetración hacia el mercado de China. Japón, en este sentido, ha desempeñado el papel de aliado de Estados Unidos en sus relaciones con China, y éste ha sido un elemento histórico de primera importancia para entender todo el entramado de relaciones entre estos países. Estados Unidos utilizaría la política de “puertas abiertas” en China, que significaba poder insertarse en igualdad de condiciones en el mercado chino, frente a las potencias europeas que tenían una fuerte presencia, no sólo comercial, sino territorial, en este país.[225]

Japón, por su parte, acometería desde un principio una política de agresión colonial contra China, simbolizada por la guerra entre estos dos países de 1894-1895, por la influencia en Corea, que terminaría con la derrota de China y la entrega de Taiwán a Japón, que permanecería como colonia japonesa hasta 1945. Los conflictos intereuropeos, como la primera guerra mundial, significaron para Japón grandes ganancias en el mercado y el territorio de China.[226] Como ya hemos mencionado, el interés japonés por los recursos y el mercado chino se convertirían en su política oficial desde 1930, para posteriormente, en 1937, declarar que la conquista de todo el territorio de China sería el objetivo último de su presencia militar y política en ese país.[227]

Estados Unidos estuvo oficialmente en contra de la invasión japonesa a China y tomó decisiones, sobre todo por conducto de sanciones comerciales contra Japón, hasta llegar a suprimir la venta de petróleo, que en gran medida fue el preámbulo del ataque a Pearl Harbor por parte de Japón en diciembre de 1941, lo que significó el inicio de la guerra del Pacífico entre Estados Unidos y Japón, que terminaría con derrota y rendición de este último en septiembre de 1945, lo que marcaría el principio de una nueva relación entre estos tres países.[228]

Estados Unidos le otorgó 170 millones de dólares al gobierno de Chiang Kai-shek entre diciembre de 1938 y noviembre de 1940, para resistir a Japón. Esta política de ayuda económica se extendió hasta fines de 1944. Por su parte, Chiang Kai-shek adoptó una actitud pasiva hacia la guerra de resistencia contra Japón y una activa contra los comunistas. Entre 1939 y 1943 los nacionalistas montaron tres asaltos sucesivos contra los comunistas. Chiang declaró que su petición para obtener la ayuda económica y militar de Estados Unidos a gran escala tenía como objetivo enfrentar más a los comunistas que a los japoneses. Los comunistas criticaron esta actitud de los nacionalistas y pidieron la ayuda del embajador de Estados Unidos, Johnson, quien rehusó intervenir.[229] No sólo Estados Unidos le dio apoyo a los nacionalistas. Entre 1938 y 1940 la Unión Soviética extendió 500 millones en créditos militares al gobierno nacionalista.

El presidente Roosevelt quería que China fuera el bastión para contener los movimientos revolucionarios en Asia, colocarla en la órbita de poder de Estados Unidos y como un Estado-tapón contra la URSS. La estrategia era hacer de China un país lo suficientemente fuerte para ser el policía de Asia pero lo suficientemente débil para hacerlo dependiente de Estados Unidos.[230] Ésta fue la verdadera razón del apoyo de Estados Unidos a los nacionalistas que se extendería hasta 1949.

Lo anterior explica la política de Estados Unidos con respecto a China en este periodo. En noviembre de 1943 Roosevelt incluyó formalmente a China dentro de las grandes cuatro naciones, al incluirla nominalmente en la declaración de los cuatro poderes emitida en Moscú por los cancilleres de Estados Unidos, Gran Bretaña y la URSS. Posteriormente, entre el 23 y el 26 de noviembre de 1943, se realizó la cumbre de El Cairo, a la que Roosevelt invitó a Chiang Kai-shek con el propósito de que China remplazara a Japón como la nación líder en el este de Asia.[231]

Estados Unidos también jugó su carta con los comunistas. El 22 de julio de 1944 el primer contingente del grupo de observadores del ejército de Estados Unidos (Dixie Mission) arribó a Yanan, en el norte de China, para indagar las condiciones de los comunistas y la lucha de éstos contra los japoneses. Dicha misión no significaba que Estados Unidos fuera a dar su apoyo a los comunistas; lo que deseaba era supervisar a los dos ejércitos bajo el control de Joseph Stilwell que en 1942 había sido designado comandante de las fuerzas norteamericanas en la zona de China-Birmania y la India.

El papel de intermediación de Estados Unidos continuó prácticamente hasta que éste fue imposible y dio lugar a la última guerra civil. Patrick Hurley fue nombrado embajador de Estados Unidos en China para lograr la unificación de todos los ejércitos y los grupos políticos bajo el dominio de Chiang Kai-shek, y en noviembre de 1944 fue personalmente a Yanan para presentar una propuesta de cinco puntos que Mao modificó, proponiendo un gobierno de coalición. Chiang rechazó este programa y presentó a su vez una propuesta de tres puntos, que consistía básicamente en absorber a los comunistas, solicitando su rendición, primero, para luego dar paso a la democracia.

El 28 de agosto de 1945 Hurley acompañó a Mao en su vuelo a Chongqing para sostener la conferencia política, pero Chiang rehusó establecer un gobierno de coalición, reconocer la condición legal del ejército rojo y los gobiernos de las zonas liberadas. Un dato importante es que tras la rendición de Japón, que ocupaba grandes territorios en China, Estados Unidos apoyó a los nacionalistas para ocupar estas regiones y evitar que los comunistas pudieran tomar posesión directa de ellas.

En diciembre de 1945 el general George Marshall, que había sido enviado a China para lograr la unidad política, llegó a Chongqing, a la conferencia política llevada a cabo del 10 al 13 de enero de 1946. Como resultado de esta conferencia se formó un gobierno de coalición provisional que se llamó Consejo de Estado, con 40 consejeros estatales. Como telón de fondo de este proceso político, Estados Unidos continuó su apoyo a los nacionalistas. Entre 1945 y 1946 le concedió al Guomindang una ayuda de 800 millones de dólares. En el año de 1948, ya en plena guerra contra los comunistas, esta ayuda fue de 463 millones.

A partir de mediados de 1946 ya ningún trato fue posible, y la guerra civil entre comunistas y nacionalistas fue abierta. La estrategia comunista volvió a consistir en la guerra de guerrillas frente a un enemigo superior, controlando las áreas rurales y esperando la acometida a las grandes ciudades dominadas por los nacionalistas. La tremenda corrupción de éstos y el mal manejo económico expresado en una gigantesca inflación en esos años, significaron la antesala de la derrota militar, que llegó en la parte final del año 1949. El 1 de octubre de ese año se proclamó en Beijing el establecimiento de la República Popular de China. El triunfo de los comunistas significaba una estrepitosa derrota internacional para Estados Unidos.

Estados Unidos reconocería a la República de China, que se estableció en Taiwán, una vez que los nacionalistas huyeron hacia esta isla. Además abonó el camino para su ingreso a la onu como representantes legales de toda China. Así, los principales problemas en la etapa de la guerra fría, entre la nueva República Popular y Estados Unidos, gravitaron principalmente sobre la situación de Taiwán y el reconocimiento de Estados Unidos.[232]

Posteriormente a la sucesión del presidente Kennedy aumentaron las perspectivas de que se generara algún tipo de cambio en la actitud de Estados Unidos. El margen del triunfo de Lyndon Johnson en 1964 significaba que el presidente tenía una oportunidad para demostrar gran flexibilidad hacia China. En términos generales, se aceptaba que Estados Unidos debería alejarse de la política de Eisenhower/Dulles de “contención con aislamiento”, y remplazarla por una de “contención sin aislamiento”.[233]

La administración Nixon tuvo mucha suerte cuando los acérrimos críticos internos perdieron su poder. Además, la decisión de Estados Unidos de retirarse de Vietnam redujo la dosis de conflicto con China. Se suponía que la búsqueda del acercamiento con China alentaría a Beijing para presionar a Hanoi a negociar un acuerdo final que moderara el sentimiento de fracaso norteamericano asociado con su retiro de la guerra.

Según Gong Li, la política de sobreextensión y problemas en Vietnam habían obligado a Estados Unidos a revalorar su estrategia hacia China. Además, en su competencia con la URSS, Estados Unidos pensaba que China podría ser un “activo”. Para manejar su problema con Vietnam, Estados Unidos habría negociado con China, ya que este país había otorgado apoyo crucial a Hanoi.[234]

Ya en 1969 Nixon y Kissinger creían que los soviéticos habían logrado la paridad nuclear con Estados Unidos. Dada su relativa pérdida del poder económico, el costo de recuperar la superioridad estratégica parecía inalcanzable. Así, esta combinación de la situación económica, diplomática y factores militares —algunos regionales, otros globales— lanzaron a Nixon y Kissinger a explorar nuevas relaciones con sus aliados y adversarios. Se puede decir que desde Nixon hasta 1989 Estados Unidos privilegió la colaboración con China. Aunque la cuestión de las relaciones con Moscú parecía ser el meollo del acercamiento con China, en realidad esta política surgía de la cambiante relación con Japón y del impacto de la guerra de Vietnam.

La doctrina Nixon consistió en:[235]


– devolverle Okinawa a Japón;

– retirar las tropas de Estados Unidos de Vietnam;

– apertura a China;

– desligar el valor del dólar del oro;

– reducir las importaciones de Japón;

– negociar los tratados abm (Anti-Ballistic Missile) y salt (Strategic Arms Limitation) con la Unión Soviética.


El presidente Nixon visitó China en febrero de 1972 y con ello se inició una nueva etapa de las relaciones entre estos dos países. Como resultado de esta visita, ambas naciones firmaron el comunicado de Shangai, en el que acordaron normalizar relaciones diplomáticas y, sobre todo, se reconoció la existencia de una sola China y que Taiwán formaba parte de esta unidad política. El presidente Gerald Ford también visitó China en 1975 como parte del acercamiento político entre estos dos países, y ya con el presidente Carter se normalizaron las relaciones diplomáticas a partir de enero de 1979, fecha en la que Deng Xiaoping realizó una visita histórica a Estados Unidos como símbolo de una nueva era que realzaba el poder de China a escala global.[236]

De 1989 al colapso de la URSS las relaciones entre China y Estados Unidos fueron más bien pobres y se dieron crisis frecuentes. La más importante fue la que resultó de la reacción estadunidense ante la represión del gobierno chino al movimiento estudiantil en la plaza de Tian’anmen en junio de 1989. El gobierno norteamericano condenó la violación a los derechos humanos, así como procedió a suspender el intercambio de altos oficiales y la venta de armamento, entre las medidas más importantes impulsadas para castigar a China por esta represión. Después, en la segunda administración de Clinton, de 1997 a 2001, se logró algún grado de estabilización, y en la presidencia de Bush, desde 2001, las relaciones tendieron a su mejoramiento.

Estados Unidos, en la presidencia de Clinton, 1993-2001, enfatizó la idea de que una relación constructiva con China podría conducir al gobierno de este país a alejarse de posiciones disruptivas y a la adopción de actitudes más cooperativas con Estados Unidos y con el sistema internacional en general.[237] El presidente de Taiwán, Lee Teng-hui, visitó Estados Unidos a mediados de 1995, lo que reforzó la visión negativa que había en China de este país. Luego, en 1999, Estados Unidos bombardeó la embajada de China en Belgrado. Más tarde, en abril de 2003, ya en la presidencia de George W. Bush, se dio el caso del avión espía de Estados Unidos EP-3 detenido en China.

La administración de George W. Bush adoptó políticas más duras contra China, tratando de impedir una posible agresión contra Taiwán y conductas hostiles en otros asuntos, pero en general se llevó a cabo una política que enfatizaba un firme y positivo compromiso de cooperación con China. La gran mayoría de los expertos y grupos de especialistas en Estados Unidos se inclinan ante esta idea de que es preferible buscar la atracción de China al sistema de reglas internacionales. Se afirma que se debe perseguir una estrategia enfocada a la integración de China a la comunidad global, ya que dicho enfoque es el que mejor alentaría a China a actuar de una manera consistente con los intereses de Estados Unidos y las normas internacionales, y que cualquier conducta agresiva por parte de China debería encontrar una fuerte oposición de Estados Unidos.[238]

La visión que tiene China sobre Estados Unidos —aunque con altibajos— ha mantenido la idea fundamental de que este país es el centro de las fuerzas hostiles contra China y que es el poder hegemónico que amenaza la seguridad global. Por otro lado, es un país insaciable en su búsqueda de dominación constante, que cree sólo en su poder absoluto, de tal naturaleza que nunca permitiría que ningún otro país pudiera alcanzarlo.[239]

Según la perspectiva de algunos especialistas, en la segunda mitad de los noventa, los líderes chinos adoptaron lo que puede ser categorizado como “ajuste pragmático” en sus relaciones con Estados Unidos, que consistía en reducir el enfoque más confrontacional a las presiones de este país contra China y en general hacia la hegemonía y dominación en los asuntos de Asia y del mundo, para adoptar una política de mayor cooperación con el gobierno norteamericano.[240] Según China, Estados Unidos usa tanto una política de compromiso y cooperación como de contención hacia China. Se puede afirmar entonces que desde esta época las relaciones se encuentran más en el lado positivo de la negociación.

Además, como hemos señalado, la política que adoptan los diferentes gobiernos de Estados Unidos en sus relaciones con China puede cambiar, como de hecho ha sucedido, pero no sólo eso sino que también se pueden presentar cambios de opinión dentro de instituciones de una misma administración. Por ejemplo, en el año 2002 el gobierno del presidente Bush, a través del informe de su consejo de seguridad nacional, señalaba que había profundos desacuerdos con China sobre el asunto de Taiwán y los derechos humanos, y la condenaba por su fracaso en sus avances hacia la democracia y la libertad religiosa: asimismo criticaba la modernización militar de China. Dos años más tarde, en 2004, el secretario de Estado Colin Powell declaraba que las relaciones entre China y Estados Unidos estaban pasando por su mejor momento desde el encuentro entre Mao y Nixon de 1972.[241]

De esta manera se gestaron cambios en el enfoque chino hacia la forma de conducir sus relaciones con el poder norteamericano. En 2003 China articuló una nueva política que enfatiza el surgimiento y desarrollo pacífico de China en Asia y en el mundo entero (heping jueqi ). El nuevo enfoque evita confrontar públicamente a Estados Unidos en la mayoría de los asuntos bilaterales y mundiales.[242]

Sin embargo, Sutter piensa que la política china hacia Estados Unidos es demasiado incierta como para poder considerarla una estrategia duradera de cooperación y convergencia con Estados Unidos. Los líderes chinos son a menudo vulnerables e indecisos al responder a las prácticas y políticas, muchas veces impredecibles, del gobierno de Estados Unidos. Así, China se ajusta a las circunstancias cambiantes sopesando en cada momento los costos y beneficios de mantener o alterar sus respuestas, y por consiguiente mantener sus prioridades centrales y hacer progresar lo que estos líderes han llamado “el poder nacional comprensivo” de China.[243]

En diciembre de 2005, en el libro blanco titulado El camino del desarrollo pacífico de China, se asienta la estrategia de promover una imagen positiva y benéfica de China en el mundo. Sin embargo, al mismo tiempo, este país incrementa el poder de sus fuerzas militares para proteger sus intereses, así como alienta su participación en las organizaciones internacionales a fin de crear una barrera contra los esfuerzos estadunidenses para contener el surgimiento del poder de China. Sutter concluye diciendo que no se puede predecir un curso en la política de China hacia Estados Unidos, pues ésta incluye tanto elementos de oposición y diferencias como otros que tienden a la cooperación y el acomodo. En suma, se trata de una política contingente y dependiente de los costos y beneficios de cambiar o mantener dicha política.[244]

Los presidentes Clinton y Bush fueron claros en cuanto a la diferencias con China en muchas áreas clave: apoyo —incluyendo armas sofisticadas— a Taiwán y promover el cambio y el pluralismo político en el régimen autoritario comunista. China por su parte, apoya la multipolaridad mundial y lucha por una gradual reducción del poder y la influencia de Estados Unidos en el este de Asia y globalmente, así como también por que se reduzcan las ventas de armamento militar a Taiwán.[245]

Las razones por las que China acepta llevarse bien y cooperar con Estados Unidos son:[246]


– que es la única potencia que puede desafiar a China;

– que es un líder económico y financiero importante para China;

– que la relación con Estados Unidos facilita las relaciones con otras potencias occidentales;

– que Estados Unidos desempeña un papel estratégico en áreas geográficas sensibles para China como Corea, Japón, Taiwán y el sur de China.


El 4 de junio de 2005 el gobierno de Estados Unidos emitió un comunicado sobre el aniversario de la represión de la plaza de Tian’anmen de 1989, y el Departamento de Estado anunció que los temas de derechos humanos estaban en lo más alto de la lista de la agenda estadunidense. Por otro lado, la administración Bush evadió tomar acciones concretas y en 2005 no intentó presentar el historial de China ante la Comisión de Derechos Humanos de la onu en su reunión anual. Además, el presidente Bush se reunió tres veces con Hu Jintao en 2005. En ese mismo año igualmente visitaron China Donald Rumsfeld, entonces secretario de Defensa; Condolezza Rice, del Departamento de Estado, así como los secretarios del Tesoro, del Comercio, y el representante comercial de Estados Unidos.

La política del presidente Obama con respecto a China ha sufrido cambios. Se inició bajo la estrategia del engagement, pero con pocos resultados, y dio un giro hacia una estrategia más realista acerca del carácter de las relaciones que deberían adoptarse frente a China. El concepto sobre el que se apoya la nueva estrategia es el del llamado strategic reassurance, que significa que “China debe asegurar al resto del mundo que su desarrollo y su creciente papel global no será a expensas de la seguridad y el bienestar de otros”.[247] Esta nueva estrategia se supone que pone fin a décadas de administraciones republicanas y demócratas que buscaban dar a China un papel relevante en la conservación de la paz mundial, así como el mantenimiento del poder regional en Asia favorable a los aliados democráticos y los intereses de Estados Unidos.

Esta estrategia de Estados Unidos de reaseguramiento estratégico es resultado de las acciones políticas de China, sobre todo debido a que ésta sigue siendo un Estado autocrático controlado por el aparato del Partido Comunista, además de que su ejército integrado por tres millones de soldados está aumentando su poder sobre la política exterior y de seguridad de China. Lo anterior ha despertado la preocupación de sus vecinos, lo que ha conducido a que éstos busquen la mediación de Estados Unidos. Así, la política del presidente Obama está dirigida a restablecer el liderazgo norteamericano, asegurando a sus aliados en la región asiática su interés en seguir ejerciendo este papel.[248]

En lo que respecta a la política de derechos humanos, la administración Obama ha sido percibida como débil hacia China y especialmente en su apoyo a activistas e intelectuales disidentes políticos chinos. Quizá por esta razón el presidente Obama, en su discurso de bienvenida a Hu Jintao, en enero de 2011, hizo una clara referencia a la importancia que tiene el respeto a los derechos humanos para que las naciones sean más armoniosas y exitosas.[249]

En el tema de las relaciones económicas entre Estados Unidos y China destacan tres asuntos de importancia. En primer lugar está la cuestión de los derechos de propiedad intelectual, seguida por el asunto del déficit comercial de Estados Unidos, cada vez más alto, y recientemente está el debate sobre la petición de este país para que China revalúe su moneda.

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