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del
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

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LA SEMIÓTICA

La semiótica

Teorías del signo y el lenguaje
en la historia

por MAURICIO BEUCHOT

Fondo de Cultura Económica

Primera edición, 2004
      Quinta reimpresión, 2012
Primera edición electrónica, 2013

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INTRODUCCIÓN

La semiótica (que también ha recibido el nombre de “semiología” y otros más) es la ciencia que estudia el signo en general; todos los signos que formen lenguajes o sistemas. Empezó estudiando las condiciones de significación de los signos lingüísticos, pero también estudia otros como los semáforos, las modas, los gestos, la comida, para lo cual se han desarrollado semióticas visuales, auditivas, olfativas, gustativas.

Se entiende por signo todo aquello que representa a otra cosa. Es decir, lo que está en lugar de otra cosa, que hace sus veces. La cosa representada es el significado. Los signos son usados por los que pertenecen a una comunidad semiótica (de hablantes o usuarios de los signos), pues tienen que compartirlos para saber, primero, que son signos y, después, cuál es su significado. Generalmente, se considera que el uso de un signo (fenómeno sígnico, acontecimiento semiótico o semiosis) se da cuando un emisor transmite un signo, desde una fuente, por un medio o canal, con un código, suscecptible de ruido informático, a un receptor.

Los signos han recibido numerosas clasificaciones, por ejemplo: naturales y artificiales. Tales divisiones, a su vez, han recibido subdivisiones, a veces prolijas. Las clasificaciones difieren según los diversos autores o escuelas. Algunas han quedado, por su consistencia teórica o utilidad práctica, pero no hay, ni mucho menos, un acuerdo generalizado. Hay que contentarse con aquellas que han resistido el tiempo y las objeciones.

La semiótica suele dividirse en tres ramas: sintaxis, semántica y pragmática.1 La sintaxis estudia las relaciones de los signos entre sí; la semántica, las relaciones de éstos y sus significados u objetos; la pragmática, las relaciones de los signos con los usuarios (que a veces pueden emplearlos de manera peculiar).

Hay diversas escuelas de semiótica, desde la Antigüedad. Aunque algunas han decaído o desaparecido, sigue habiendo demasiadas: pragmatistas, analíticas, estructuralistas, formalistas, escuela norteamericana, escuela anglosajona, escuela de París, de Moscú, de Leningrado, de Tartu, de Praga, de Copenhague, de Bloomington, etc. Todo ello impide lograr una mínima unidad, que se ha intentado muchas veces, con el resultado frecuente de crear una semiótica adicional. Para evitarlo, preferimos hacer una exposición histórica, con una selección de autores y de temas.

Hay menos tratamientos históricos2 que sistemáticos de la semiótica. Entre los sistemáticos, algunos elaboran nuevas teorías, con frecuencia desconocedoras de la historia que la semiótica ha tenido, y con el riesgo de repetir mal lo que ya fue dicho de mejor manera. En cambio, la historia de la semiótica tiene valor por sí misma, además de que sirve para estudiar sobre la marcha muchos contenidos teóricos y sistemáticos.

Esta introducción presenta algunos de los principales temas de la historia de la semiótica siempre en relación con la filosofía del lenguaje, pero subrayando lo que es propio de la semiótica como disciplina distinta. Subraya también los antecedentes históricos de muchos conceptos actuales, que no siempre se sabe de dónde vienen. Así, en el primer capítulo, aborda algunos antecedentes griegos y medievales de la semiótica, no bien conocidos. Además de Platón y Aristóteles, presenta a los estoicos, que son poco tratados. Luego a San Agustín, Roger Bacon, Juan Duns Escoto y Guillermo de Ockham.

El capítulo siguiente se dedica a la semiótica y la filosofía del lenguaje de Santo Tomás, que merece un tratamiento aparte, por su acucioso tratamiento del verbum mentis, o palabra mental, que es el concepto, así como el papel del pensamiento como mediador entre el signo o lenguaje y la realidad. También se ocupó, como otros medievales, de la significatio, la suppositio y los modi significandi, pero su gran aportación fue este carácter mediador del pensamiento.

Raimundo Lulio es otro importante eslabón en la historia de la semiótica. Es un antecesor de la idea de Leibniz de un arte combinatoria, y ambos son considerados como precursores de la lógica matemática y, por lo tanto, de una posible semiótica formal, que nunca se ha alcanzado.

Vendrán luego algunos teóricos del signo en la escolástica del siglo de oro español: Domingo de Soto, Pedro de Fonseca, Domingo Báñez, Francisco de Araújo, Juan Poinsot (o Juan de Santo Tomás) y Cosme de Lerma. En otro capítulo, se presentan los tratados sobre el signo de tres autores novohispanos: Alonso de la Vera Cruz, Tomás de Mercado y Vicente de Aragón. Vienen a continuación Locke y Leibniz, muy importantes por sí mismos y como antecesores de Peirce y Morris. Estudiando a esos clarividentes de la semiótica que fueron Locke y Leibniz, a ese extraño genio que fue Peirce y a su seguidor Morris, desembocamos en la semiótica moderna, que se constituyó como doctrina general del signo, y no sólo de los signos lingüísticos, aunque centrada en ellos de manera especial.

Continuamos con la teoría pragmática del significado, que fue desarrollada por Wittgenstein (en su segunda época) al teorizar el significado como función del uso. Esto da predominio al usuario del signo en la significación, que es lo que caracteriza a las posturas pragmáticas del lenguaje. Wittgenstein y Peirce son los grandes maestros de la línea analítica (anglosajona) de la semiótica.

En el último capítulo se presenta otra línea de la semiótica, la estructuralista, que se inició con la semiología de Saussure, y tuvo un desarrollo extraordinario. Abordaremos brevemente a Saussure como el iniciador; a Barthes, como uno de los que ampliaron su propuesta, aplicándola no sólo a la lingüística, sino a toda la semiótica; a Eco, como alguien que no sólo desarrolló críticamente esos contenidos, sino que trató de establecer vínculos con la línea peirceana y analítica; y, finalmente, a Derrida, como el principal representante de los pensadores llamados post-estructuralistas.

Este recorrido por los hitos más importantes de la semiótica y la filosofía del lenguaje puede servir como introducción al inmenso campo de la semiótica, con una perspectiva histórica de espectro muy amplio. Naturalmente, sin profundizar en la comprensión sistemática de ese mar sin fondo que es el signo y su funcionamiento.


1 Es la división de Ch. Morris, Fundamentos de la teoría de los signos, México: UNAM, 1958, p. 36.

2 Entre los históricos, han sido ejemplares algunos trabajos de Umberto Eco, Marcelo Dascal y John Deely. De este último puede verse el libro Four Ages of Understanding, Toronto: University of Toronto Press, 2001, que es una historia de la filosofía desde el punto de vista de la semiótica, o de la semiótica desde el punto de vista de la filosofía, en un grueso volumen de 1019 páginas.